El cielo de la isla se tiñó ayer durante unos minutos de naranja en defensa de los derechos humanos. Cincuenta y cuatro torres, talaias y talaiots de Mallorca, junto con una treintena en Menorca y otros de Túnez y Marruecos, se encendieron con fuego y humo de forma simbólica en la cuarta edición de esta iniciativa, cada vez más reivindicativa y solidaria.

El encendido se inició en sa Dragonera y el resto de puntos se fueron sumando como se hacía en el siglo XVI. El Castell de Bellver volvió a cumplir con la tradición y fue uno de los primeros en arder ante la atenta mirada de los presentes que, teléfono en mano, inmortalizaron el momento.

Tras participar en el acto, la vicepresidenta del Consell de Mallorca y consellera insular de Cultura, Bel Busquets, destacó que "en este momento hay mucha gente que muere huyendo de sus países, de una realidad que les es contraria en busca de un mundo mejor y, en cambio, se encuentran unas costas que no siempre tienen las manos abiertas".

Por este motivo, Busquets indicó que "Mallorca es tierra de acogida y tiene los brazos abiertos". En este sentido, la consellera aseguró que "la isla quiere que los conflictos del norte de África y de Oriente Medio terminen y, si no es así, acoger a las personas que huyen de las guerras y del horror".

La iniciativa, que nació hace tres años en el IES Marratxí y que ha sido impulsada por la Societat Balear de Matemàtiques, busca poner en valor un sistema de comunicación basado en el humo y el fuego con siglos de historia. En aquella época se utilizaba para avisar a la población de la llegada de invasores a la costa; mientras que ahora el guion ha dado un giro radical y se trata de reivindicar a los que huyen de la guerra y el hambre por mar.

En la actualidad, hay torres de defensa que ya no existen, pero buena parte de ellas siguen en pie. En el caso de Mallorca, medio centenar de ellas recuperaron ayer por unas horas su antigua función y volvieron a iluminar el cielo.