Una máquina de derribo de gran altura, la de mayores dimensiones que está trabajando en estos momentos en todas las Illes Balears, tiene capacidad para demoler infraestructuras de hasta treinta metros de alzada, comenzó a trabajar el pasado lunes en el maternoinfantil de Son Dureta y está previsto que convierta esta emblemática infraestructura sanitaria en escombros antes de las próximas fiestas de Navidad.

El derribo de este pabellón pondrá punto y final a un lugar entrañable que aún perdura en el recuerdo de miles de mallorquines que vinieron a este mundo en sus paritorios o vieron cómo sus hijos nacían en ellos.

Tras la demolición del maternoinfantil y la más laboriosa del antiguo edificio de consultas externas (el verde), comenzará la edificación sobre el terreno ya nivelado de un nuevo edificio sociosanitario con 242 plazas de larga estancia así como de un nuevo centro de salud que atenderá las necesidades crecientes de la barriada de Son Armadams.

Tal y como explicó Yago Gómez, subdirector de infraestructuras del IB-Salut, en estos momentos se está en fase de redacción de este proyecto tras su licitación, por lo que no dudó en adelantar que en esta legislatura se comenzará a construir las infraestructuras sanitarias que insuflarán nueva vida a este tradicional espacio asistencial.

Daniel Martínez, director de ejecución de la obra, explicó que la retroexcavadora Caterpillar DEM 70, cuya configuración permite disponer de un brazo que tiene una longitud que va desde los 26 metros sin extensión y hasta los 31 metros con extensión, comenzó a trabajar el pasado lunes y que en unos seis días demolerá las nueve plantas que aún quedan en pie del viejo maternoinfantil.

"El edificio, con las dos subterráneas, contaba con un total de 12 plantas aunque las tres últimas a las que no llegaba ninguna retroexcavadora se desmontaron con un robot teledirigido de demolición. El resto se hará con la retroexcavadora y prevemos acabar antes del puente de diciembre si toda va bien. Si no, no se irá más allá del puente", acortó plazos el director de ejecución.

Para proteger a los vecinos de la barriada, una grúa con un brazo de 60 metros de altura mantendrá extendida durante todos los trabajos de derribo una pantalla de neopreno que evitará que los cascotes de la demolición salgan despedidos y lleguen hasta las viviendas aledañas.