Europa no es una marca en boga. Volatilizarla en Air Europa no mejora el problema, dada la precariedad del negocio aéreo acentuado en una empresa que ha comprado dos docenas de Boeing 737 MAX. El desenlace es la desaparición a plazo de la parte más etérea de Globalia, el imperio creado a solas por Juan José Hidalgo y que tiene a sus hijos María José y Javier en la cúpula gestora. La retirada de la división alada acelerará la fusión por absorción con elgrupo Barceló de sus marcas de viajes, Halcón, Ecuador y el turoperador Travelplan, destinadas a integrarse en B the travel Brand. De hecho, la venta a Iberiaventa a Iberia imprimirá un nuevo ritmo a las reuniones previstas para esta misma semana.
Air Europa y el sector de viajes suponen más del 80 por ciento de Globalia, por lo que puede hablarse a todos los efectos de que la familia Hidalgo liquida el imperio nacido con una humilde empresa de autobuses. El negocio de handling no tiene sentido por sí solo, salvo que se hable de un club de Primera que vende el equipo de esa categoría y conserva a los inferiores. La treintena de hoteles de Be Live reducen a un campeón empresarial a un nivel menos aristocrático.
El trasiego incesante de las conversaciones para la enajenación de activos de Globalia ya incluyó al menos una venta precedente de Air Europa a Iberia, que no cuajó porque al temperamental Hidalgo le vencía siempre el corazón. En esta ocasión, la multa de decenas de millones disuadirá a quien sienta la tentación de dar marcha atrás. El escollo de Competencia se saldará con retoques en las rutas pero sin afectar al fondo. Hidalgo ha sido anfitrión durante el mes pasado en Mallorca de los exministros populares José María Michavila y Rafael Catalá, así como de Enrique Peña Nieto, penúltimo presidente de México.