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Entrevista

Sonia Jichi: "El coche eléctrico es como la Coca-Cola zero"

"No digamos a la gente que coja un bus porque es más saludable; digamos que el bus funciona mal y que necesitamos más"

Sonia Jichi quiere una 'Ciudad 30' en la que la prioridad sea el peatón. manu mielniezuk

Sonia Jichi pelea junto con otros activistas de 'Vianants en Lluita' y 'Andando' por ciudades diseñadas "para personas, no para máquinas". Denuncia la "violencia vial" que sufren los peatones y no ahorra críticas a la autopista a Campos. "Es una tomadura de pelo que digan que así reducirán los accidentes de tráfico", argumenta.

P ¿Qué le ha llevado a militar en la defensa de los peatones?

R Es esencial porque la ciudad se está limitando a un conjunto de personas en concreto y está excluyendo a un montón más. Menos del 50% de la población tiene carnet de conducir, pero casi todo el espacio público está dedicado al tráfico a motor. Estamos excluyendo a ancianos, niños, estudiantes, personas con discapacidad? Eso está provocando una desigualdad total en las relaciones humanas y en el derecho a disfrutar del espacio público. Es necesario cambiar el modelo de ciudad.

P Subrayan que la calle no es segura.

R Como madres hemos visto que ahora los niños juegan en Chiquiparks y espacios muy limitados. Y para llegar a esos sitios dependen de nosotros, de que seamos sus taxistas, cuidadores y vigilantes porque la calle no es segura. Pero no lo es ni para niños de seis años, ni para jóvenes de dieciocho. En 2017 se registraron 28 muertos en Palma por accidentes de tráfico, la mayoría peatones. Nos planteamos cómo es posible que ante esta violencia vial -los llaman accidentes cuando son siniestros que se podrían prevenir- no se tomen medidas contundentes.

P ¿Cómo han respondido las administraciones cuando les han planteado la problemática?

R Mantuvimos reuniones con la antigua regidora de Infraestructuras, Angélica Pastor, en las que constatamos que Cort prioriza la fluidez del tráfico rodado para que no haya atascos. Pero esa congestión no se soluciona ampliando carreteras, sino reduciendo el número de vehículos. Como sociedad tenemos que reclamar un transporte público de calidad y poder caminar por unas aceras anchas y seguras. Pero las únicas políticas que se ponen en marcha son 'cochecentristas'.

P Usted es informática de profesión.

R Sí, es un perfil que no tiene nada que ver con la movilidad. Hice una pequeña formación 'on-line' a través de la Universidad de Burgos y empecé a interesarme por el tema cuando vi que la movilidad sostenible lo es todo porque cuando cambias un modelo de ciudad, las consecuencias positivas son para toda la sociedad. La protección del peatón debería ser una línea roja, por no hablar de las consecuencias positivas para todos a nivel de salud, calidad de vida y de bienestar. Se puede empezar cambiando una señal de tráfico de velocidad máxima a 20 o a 30. Y poniendo pintura en el suelo y decir que aquí los peatones van primero. Es una cuestión de voluntad política.

P Al margen de la voluntad política, ¿los ciudadanos ponemos demasiadas excusas para no utilizar el transporte público?

R Nosotros concienciamos a la sociedad para que pida un transporte público de calidad, no para que coja un autobús y se tire tres horas más de lo que tardaría en coche. No digamos a la gente que coja un bus porque es más saludable y evita congestiones; digamos que el bus funciona muy mal y que necesitamos más. Y sobre todo necesitamos más trenes para conectar los pueblos. Eso también es importante para Palma, porque evitaría el caos de vehículos que llegan desde Manacor, Inca o los que llegarán ahora por la autopista de Campos.

P ¿Hay algún buen ejemplo en España?

R El caso de Pontevedra es paradigmático. En siete años ha habido cero muertos por atropello. Han facilitado los trayectos peatonales poniendo zonas verdes, bajando la temperatura de la ciudad, e incentivando así que la gente quiera salir a la calle. Esto no funciona poniendo tuits diciendo lo bien que se camina por la ciudad; hay que poder caminar seguros para que los niños puedan ir solos.

P Coches, bicicletas, peatones y ahora patinetes eléctricos compitiendo por el espacio público. ¿Cómo organizamos este caos?

R La movilidad sostenible es una pirámide que ahora está invertida. Primero van los coches, luego el transporte rodado y al final los peatones. Nosotros queremos darle un nuevo orden: primero el peatón, después la bicicleta y después el transporte público. La bicicleta es más saludable que el patinete eléctrico porque puedes pedalear y no gastas electricidad, pero no hay más diferencias. Ambos pueden compartir el mismo espacio porque las velocidades son similares. Ahora a las bicicletas se les está dejando un carril ridículo; se pueden hacer más anchos para compartir con los patinetes, como ya se está haciendo en Europa. Se trata de redistribuir el espacio público. Ahora hay un 80% para el motor y un 20% para peatones, bicicletas y mobiliario urbano; invirtámoslo.

P Poco a poco Palma va ganando kilómetros de zonas 30. ¿Es el camino?

R Nosotros queremos una 'ciudad 30'. En las zonas 30 el peatón puede cruzar por donde quiera y nos parece muy bien. En una 'ciudad 30' estaríamos garantizando que la muerte por atropello se reduciría a un diez por ciento de posibilidades. A día de hoy, por defecto, Palma es 40. Pero hay un montón de calles que tienen velocidad 50. Nosotros pedimos que tengan la valentía de poner zona 30 por todo y zonas 20 en sitios sensibles como colegios o geriátricos. Las ciudades tienen que ser para las personas y no para las máquinas.

P Eso parece incompatible con los casi cien mil coches de alquiler que circulan por Mallorca en temporada alta. Más los vehículos de los residentes.

R En el momento en el que tengas un transporte público de calidad, la demanda de coches de alquiler bajaría. Hay un volumen de coches de alquiler que aparcados ocupan una superficie como el aeropuerto y que están incrementando el tráfico en la ciudad, es así, pero el problema no son solo ellos. Durante todo el año vemos en Mallorca un ratio de un vehículo por persona y eso supone una gran dependencia del coche. Y encima la población de Balears aumentará 300.000 personas en los próximos diez años. ¿Hasta dónde vamos a seguir dando espacio al coche? ¿Hasta asfaltar toda la isla? Si haces una autopista, estás haciendo un llamamiento para que vengan más vehículos. Esto está colapsando la ciudad, como ya hemos visto. ¿Y qué hacen para remediarlo? Más aparcamientos. Si solo piensas en resolver los problemas de los conductores, entonces solo conseguirás tener más conductores.

P El Consell

R Es una barbaridad. Tenemos el ejemplo de la Vía de Cintura, que ha tenido miles de muertos. Estando limitada la velocidad a 80, apenas ha habido accidentes mortales en esa carretera. Es una tomadura de pelo. Te vas a ahorrar tres minutos de trayecto para llegar a Campos y eso nos va a costar 41 millones de euros públicos. Es un insulto a la inteligencia de la gente.

P ¿Estamos enganchados al coche?

R La publicidad tiene un peso bestial, como sabéis los medios de comunicación. Hay una contaminación mental para convencernos de que el coche es la panacea, pero la juventud se está dando cuenta de que es una carga.

P ¿El coche eléctrico es parte de la solución?

R El coche eléctrico es como la Coca-Cola zero. Si te dicen que bebas agua porque la Coca-Cola normal engorda, luego que no te vendan la Coca-Cola zero como alternativa. Está dando los mismos problemas de congestión, ocupación de espacio público, necesidad de parking, estrés y sedentarismo. Y encima con baterías de litio y ruedas que desprenden las mismas partículas contaminantes. Pero se está vendiendo como si fuera lo más saludable del mundo. No contamina solo lo que vemos, como el humo que sale de los coches de gasolina. Los neumáticos contaminan lo mismo, el coche pesa entre un 25% y un 50% más por su tipo de motor y dura menos. Quizás podríamos pensar en una alternativa al coche que no sea el coche.

P Pues muchos lo presentan como el paradigma de la movilidad sostenible.

R Es una tomadura de pelo. Suponen una carga para la economía personal porque salen carísimos. Y te obligan a levantar la ciudad para aumentar los puntos de recarga con un coste elevadísimo, tanto público como privado. A los únicos a los que le interesa el coche eléctrico es al sector del automóvil porque los van a vender. Nos oponemos al vehículo eléctrico, al autónomo y al compartido porque representan un concepto de máquinas que no tienen sentido en una ciudad que debería ser un espacio para convivir.

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