"A los 17 años tuve un accidente de moto. Desperté en el hospital entre la vida y la muerte, vi que tenía otra oportunidad para vivir, y qué mejor forma de aprovecharla que ayudar a los demás". José Manuel López, que se considera un "deportista misionero", realizó el último Acuatlón (5km corriendo y 1km nadando) llevándose consigo durante todo el recorrido a Susana, una pequeña de 11 años con parálisis cerebral [vea aquí las imágenes]. López puntualiza que era la primera vez que hacía algo así: "Le propuse a sus padres, amigos míos, que si podía llevármela con la barquita y el carro a la prueba, y estaban encantados, ya que me dijeron que a Susana le encanta el mar y también que le dé el aire en la cara".

El atleta cuenta que ella no se puede comunicar, pero "la cara de felicidad fue tan sincera que alegra el día a cualquiera". Apunta que también fue importante que los padres colaborasen: "Su padre la cogió de la barca y la llevó hasta el carrito mientras yo me cambiaba". Para el deportista, "fue una experiencia totalmente maravillosa, ella fue la auténtica protagonista". La intención era "concienciar a la gente de que es compatible que una persona que tiene limitaciones puede hacer deporte con alguien que no tiene".

López ha estado ligado desde siempre al deporte. A los 4 años empezó a nadar y a los 13 ya era monitor de natación en ocho centros, e incluso participó en campeonatos de España. Aun así, a los 17 tuvo un accidente de moto que le cambió la vida. A partir de ahí, según explica, cambió totalmente su concepción de la vida, y desde entonces se dedica a darlo todo por los demás. "Lo que mucha gente no ha descubierto es que cuando ayudas a alguien la felicidad es doble, porque uno está feliz por verlo y por poder colaborar".

En 2012 creó la ONG Impossible 365, con la que ha hecho proyectos solidarios por todo el mundo. Ha estado en países como la India o Haití, y ahora está en un proyecto en Guatemala. "En una aldea montañosa, Potrero Carrillo, hacemos dos cosas. Por una parte una escuela de formación profesional para jóvenes de 14 a 16 años, ya que en esas zonas el sueldo diario de los padres equivale al transporte para ir al colegio".

Además, "estamos construyendo una granja deportiva", es decir, un lugar en el que los niños se autoabastezcan de alimentos, "como pollos o lechugas", ya que ahí "muchos niños mueren por malnutrición". A parte, también es un lugar en el que hacer deporte.

La financiación de la entidad, quitando los donativos, la consigue con grandes retos deportivos, en los que cuenta también con patrocinadores.

"He hecho 700 kilómetros cruzando todo Guatemala del Océano Pacífico al Atlántico en 10 días", recuerda el atleta. Además, hizo un reto en Italia de 30 Ironmans (3,8km de natación, 180 de ciclismo y una maratón) en 30 días, o una travesía de tres días cruzando el Estrecho de Gibraltar, 500 kilómetros en bicicleta y dos maratones por el desierto para ayudar a construir un hospital en Marruecos. "Llegué a las 10 de la noche y a las seis de la mañana ya estaba picando piedra", explica.

A través de la ONG ha hecho también un club deportivo para promover el deporte inclusivo. "La gente con problemas tiene que poder hacer deporte como los otros", afirma. Según explica, se llevará a personas con problemas mentales a hacer sa Milla de Cala Blava y, además, cuenta que la pequeña Susana volverá próximamente a protagonizar otro reto deportivo, "algo que seguro la hará muy feliz".

Polifacético Deportista, payaso, ortopeda y educador

A parte de los grandes retos deportivos que ha hecho, José Manuel López tiene más profesiones. Por una parte, es educador social de personas con problemas mentales, a las que acompaña durante las mañanas de verano. Además, es ortopeda titulado, teniendo capacidad para construir prótesis o sillas de ruedas eléctricas. Por si fuera poco, es payaso profesional desde hace 28 años (se llama Yellow). Como payaso, ha participado en festivales de todo el mundo, ya que "me encanta hacer reír a los niños", afirma.