El juez del caso Cursach, Miguel Florit, ha suavizado en las últimas semanas numerosas medidas cautelares adoptadas por su predecesor, Manuel Penalva, contra investigados.

Las defensas de los imputados se han apresurado a solicitar el levantamiento de esas medidas y han argumentado, casi de manera unánime, que han pasado muchos años desde que se adoptaron, carecen ya de sentido y están causando importantes problemas a los acusados.

Entre las prohibiciones que han solicitado ser anuladas están algunas tan llamativas como una orden de alejamiento dictada contra un policía local y en la persona de Francisco Cortés, alias 'El Ico'. Este agente estaba destinado en las Unidades de Intervención Inmediata (UII) y tuvo que pasar a tareas de oficina para no pisar la calle y, casualmente, coincidir con 'El Ico'.

Este policía explicó que el forzado destino burocrático le estaba causando una importante merma salarial, dado que en la calle ganaba más.

La plaza de las Pitiusas

Otros dos empresarios de Calvià sospechosos de presionar a locales de la competencia en Punta Ballena han estado años sin poder pisar, por orden judicial, la plaza de las Pitiusas en Magaluf.

Ahora esa restricción ha sido anulada por el juez Florit, a petición de la defensa de los investigados.

También mandos y agentes de la Policía Local han visto en los últimos meses como se les permitía regresar al servicio activo, tras suprimirse la prohibición de pisar dependencias oficiales. Algunos de los afectados han estado durante años suspendidos de empleo y sueldo y se han tenido que ganar la vida con otros trabajos esporádicos.

Otras medidas cautelares, como retiradas de pasaportes o presentaciones periódicas en el juzgado de instrucción 12 o en el de guardia, no han sido canceladas por el instructor.

Un caso paradigmático es el del principal acusado, Bartolomé Cursach, que tiene que acudir periódicamente a instrucción 12 para demostrar que no ha vulnerado su libertad condicional. Muchos otros investigados piden a diario permiso al magistrado para poder viajar a la Península o al extranjero, al carecer de libertad de movimientos.