Mateu Puigròs, el alcalde de San Llorenç des Cardassar, no para ni un segundo. Sus vecinos le hacen entrar en sus casas y garajes para que vea los estragos de la riada. "Las calles del pueblo están limpias, ya están despejadas. Todo el mundo ha hecho un gran trabajo", asegura el primer edil. Le siguen de cerca varios regidores, con los que trabaja codo con codo estos últimos y frenéticos días.

"Han venido al pueblo más de mil voluntarios. Nos ha sorprendido el alud de gente. Creíamos que necesitaríamos más días para quitar el barro y el agua de las calles, pero han hecho un trabajo excelente. Por eso, este fin de semana ya no es necesario más voluntarios", aclara Puigròs. Según indica, a partir de ahora hará falta ayuda de otro tipo. Maquinaria pesada, camiones y excavadoras retirarán árboles y voluminosos escombros. "Todos los organismos han trabajado mucho, los militares han trabajado sin parar todas las noches", apunta.