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Opinión

Huir de la isla con descuento

Sí, las compañías aéreas acabarán subiendo el precio de los billetes. Y no, el Gobierno no hará nada para evitarlo. El descuento del 75% tiene ahora muchos padres y madres -busquen a los verdaderos en Canarias- pero todos se harán discretamente a un lado cuando aparezcan las primeras señales de fraude. Es inevitable en el país de la picaresca y el engaño, donde hay letra pequeña para todo.

Peajes aparte, el descuento es una buena noticia para quienes sufren los inconvenientes -no hay ventajas- de la insularidad. Los residentes agobiados por los atascos, los turistas, los precios de escándalo en bares y restaurantes, la burbuja inmobiliaria y los lamentos de los hoteleros porque esta temporada alta solo tendrán un 99% de ocupación, podrán huir de la isla a precio bonificado. La saturación ya no será un problema porque todos podrán pagar un billete de avión, aunque esté inflado, para escapar de ella. Y lo mejor es que nadie está obligado a volver.

La vacuna más eficaz contra las trampas que están por llegar habría sido una tarifa plana, un precio blindado por ley y por tanto inmune a inflaciones interesadas. Difícil en un sector como el aéreo y puede que hasta ilegal, pero al menos se debería haber dado la batalla.

Las agencias de viajes prevén que la demanda aumente un 30% cuando entren en vigor las nuevas tarifas. Es otra buena noticia porque ayudará a mantener los precios bajos -ley de la oferta y la demanda-, si es que consigue volar durante un verano que garantiza un completo programa de huelgas en varios aeropuertos europeos.

Está bien que por una vez el coste de la insularidad se democratice y no recaiga únicamente en los residentes, obligados a pagar más por casi todo en un archipiélago de precios y salarios divergentes.Mientras las aerolíneas lo consientan los residentes podrán comprar billetes a la Península por el precio de las tasas aeroportuarias -Aena seguirá haciendo caja como antes- y poco más. La bonificación llega tarde, pero está bien si llega para quedarse. Incluso con trampas.

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