El PSOE balear piensa que si Pedro Sánchez puede fingir una mayoría de Gobierno con 85 diputados sobre 350, también los socialistas locales pueden considerarse hegemónicos con solo 15 escaños sobre 59. La fabulación anda justificada en paralelo en ambos casos, porque el peso proporcional es idéntico en Palma y en Madrid.
El PSOE siempre ha tratado a Més y Podemos como molestos engorros, sin peso real. Este desdén se acuña en el pecado original de una negociación en que los partidos recién llegados pecaron de adolescente ingenuidad. Desde entonces, los socialistas les zancadillean a cada oportunidad, por última vez a cuenta del alquiler turístico.
La sucia treta de dejar en ridículo a un socio de Govern, desde el populismo de abaratar las plazas de alquiler, es indigna de un PSOE que se ha inventado el concepto de mayoría turística. Con la flexibilidad de décadas de experiencia cimbreante, los socialistas se desmarcan de sus compañeros de Pacto para alinearse con la derecha terrateniente.
Este guiño históricamente recurrente a los propietarios con voluntad de alquiler, no se ha traducido jamás en un cambio del voto de los caseros favorecidos. Sin embargo, el PSOE enardecido piensa que si le ha arrebatado a Rajoy el poder, también puede robarle los votantes. Y de paso deja en ridículo a Més, demostrando quién decide en el Pacto. Ni siquiera se tomó la prevención de avisar previamente a la conselleria desde el Consolat, para interceptar su propuesta y evitarle un chasco que debía gozar de publicidad.
Mallorca no necesita más turistas, una evidencia que ya constatan incluso los hoteleros o los empresarios del alquiler turístico. Por supuesto, ninguno de los sectores citados está dispuesto a apearse de sus prerrogativas, en pro de una solución colectiva racional. El Govern tampoco va a encarrilarlos, porque el PSOE no mantiene ningún compromiso con la protección del territorio ni con la implantación de un modelo económico asumible. Su imagen es Margarita Nájera, nunca el Gob.
Según demuestra la mayoría turística recién inventada, el PSOE propone un abaratamiento de la calidad de la oferta. En lugar de fortalecer los segmentos superiores del mercado y contener la llegada de visitantes que ocasionan más gasto que beneficio a la comunidad, se favorece el clima de mochila y de pensión, a la espera de que redunde en votos. Paga Mallorca.
