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Boulevard

El Tribunal Supremo catapulta a Valtonyc al ´New York Times´

El emperador Trump puede ser constitucionalmente insultado sin restricciones en Estados Unidos; en cambio, en Corea del Norte no se puede verter crítica alguna contra Kim Jong Un

´La torna´, de Albert Boadella, mostraba en escena a magistrados dictando sentencia borrachos, a guardias civiles corruptos, incultos y practicando el sexo en la pareja. Simpatizaba con condenados por asesinato terrorista. Está considerada una cumbre de la libertad de expresión.

"Quiero tener un bebé/ para estrellarlo en la pared", cantaba tan feliz Pedro Almodóvar antes de empezar una carrera cinematográfica que lo emparenta a Bergman. Esta desvergüenza expresiva sustentaba la movida, que a su vez sirvió de combustible ideológico a la primera España socialista. Sin la libertad artística que presupone el exceso, tampoco habría sanidad y educación pública universales. Nadie se planteó ilegalizar aquellas canciones, existiendo la opción tan democrática de no escucharlas. Inténtalo hoy.

Qué no daría un artista mallorquín, por aparecer mencionado en The New York Times. Alguno estaría dispuesto a ir a la cárcel para lograrlo, Valtonyc lo ha logrado yendo a la cárcel. (Sí, se puede hacer humor negro sobre autores de humor negro). El meticuloso diario estadounidense no menciona a ninguno de sus acusadores, juzgadores ni a quienes consideran que la condena se queda corta.

El Tribunal Supremo demuestra su poder, al catapultar a un rapero mallorquín "poco conocido" al medio de comunicación más reputado del Universo. La estupefacción del Times ante los tres años y medio de condena resulta comprensible, porque el emperador Donald Trump puede ser constitucionalmente insultado sin restricciones en Estados Unidos. En cambio, en Corea del Norte no se puede verter crítica alguna contra Kim Jong Un, y supongo que no tendremos que demostrarlo. A partir de aquí, sitúen en la escala a un país que condena con un año de prisión las expresiones más bien timoratas de No al Borbón.

Todo lo cual viene escrito en la misma página donde defendimos la libertad de Federico Jiménez Losantos para insultar a Carolina Bescansa, por el exhibicionismo de su criatura en el Congreso. Y a quienes horrorizan las menciones violentas de Valtonyc, en todos los casos sin intención ni medios de llevarlas a cabo, adjunto la cita del gran Federico que debo a Pere Cerón. "Pero, o sea, yo es que veo a Errejón, a la Bescansa, a la Rita Maestre y me sale, me sale... el monte, no el agro, el monte. O sea, si llevo la lupara, disparo". No parece que este comentario de un profesional en activo haya levantado tanta polvareda como las apelaciones de un rapero mallorquín a los fenecidos ETA y el Grapo.

¿Tiene derecho Jiménez Losantos a expresarse en los términos citados? Sin duda, porque presuponemos el carácter retórico de unas palabras que no miden un propósito, sino una indignación. ¿Se halla Valtonyc más desprotegido por tratarse de un pobre poeta mallorquín? Sin ninguna duda. El mero hecho de que sea juzgado en el tribunal dedicado al terrorismo islámico es tan grotesco como una operación a corazón abierto en una clínica veterinaria.

Por todo ello, un profundo conocedor de la realidad española como Raphael Minder se apea en el Times de la prosa profiláctica, a riesgo de desnudar su escándalo. "El artista, que actúa bajo el nombre de Valtonyc, dijo que recurriría al Tribunal Europeo de Derechos Humanos y que le estaban convirtiendo en 'un prisionero político', un concepto no tan fácil de rechazar en un país cuya historia incluye una dictadura fascista". Un político de la transición de derechas se preguntaría si valía la pena tanta contundencia, para que el mundo entero nos reproche que todavía no hemos ajustado cuentas con el franquismo.

Se trata de acabar con la libertad de expresión, y se está consiguiendo. Los funcionarios que cargan con un año de cárcel a Valtonyc, porque "la personalidad del Rey requiere una especial protección", no consideran tan urgentes unos comentarios de Jiménez Losantos el pasado noviembre. Se refiere al mismo Juan Carlos de Borbón que Valtonyc, en los términos de "sinvergüenza", "socialista porque le gusta robar", "viejo loco adicto al sexo y a la corrupción", "violento", "mató a su hermano de un tiro en la frente". Por tanto, los motivos para condenar a Valtonyc no tienen nada que ver con sus injurias.

¿Tiene derecho Jiménez Losantos a expresarse así sobre el anterior Jefe de Estado? Sin ninguna duda. Los culpables del descrédito de la Familia Real no son los ultraconservadores que intensificaron su caricatura, sino los cortesanos de la prensa seria que ocultaron el desastre subyacente a cambio de carantoñas. Pero que no nos vengan ahora con los crímenes de Valtonyc.

Vamos con la sacralización del terrorismo. Supongo que los únicos que podemos calibrar el impacto real de La torna de Albert Boadella, somos los escasos mallorquines que acudimos a su estreno en la Sala Mozart palmesana en los años setenta, recuerdo a Félix Grases entre los espectadores. Con el creador de Els Joglars en pista, se representaba a magistrados borrachos mientras dictaban sentencia, a guardias civiles corruptos, incultos y practicando el sexo en la pareja armada. Se argumentaba a favor de un condenado por asesinato terrorista, al margen de la víctima. Todo ello sobre hechos reales. Está considerada un monumento a la libertad de expresión, es el mejor teatro que he visto.

El pasado lunes por la mañana, el mismo día en que proclamaría su candidatura a escala autonómica, Miquel Ensenyat hacía cola como un ciudadano más en Son Espases. A sus numerosos compañeros de espera les sorprendió su tranquilidad cordial, y que el president de Mallorca no recurriera a ninguna añagaza para aligerar el trámite. No siempre ocurre así.

Reflexión dominical goyesca: "El comité de Arco exigirá al Supremo la retirada y combustión del cuadro La familia de Carlos IV, altamente injurioso para sus protagonistas y descendientes".

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