"Este mes cuando tenga que comer le diré a mi hijo, no te preocupes que vamos a ir a ver si la policía nacional nos da de comer. Así es como yo estaré tranquila, cuando

El policía acabó convencido de que la madame estaba siguiendo una estrategia para destruir sus primeras declaraciones y, al mismo tiempo, dinamitar toda la causa: "Ojalá esté mi teléfono intervenido, ojalá, porque así sabrán dónde estoy y cómo voy".

Esta conversación con el policía se desarrolla cuando la testigo 31 se encuentra en la puerta del juzgado y así se lo comunica:"Ojalá me encontrara ahora alguno de los testigos, alguno de los abogados de los otros, porque aún encima voy a dar pie a que todo esto se vaya a la mierda".

Después de que ella denunciara los nuevos episodios de amenazas la Policía la estuvo siguiendo e investigando. El juzgado intentó hablar con ella para que acudiera a declarar de nuevo, pero en diez días estuvo ilocalizable. También se le intervino el teléfono para conocer más detalles de sus movimientos.

La mujer nunca dio detalles concretos de la supuesta oferta económica que recibió. Solo dijo un nombre, el de "Tolito", el hijo de Cursach, indicando que podría ser la persona que había hablado con ella. La Policía está convencida de que este comportamiento respondía a su intento de dinamitar la causa.