Francisco Borrás Seguí, director del Hotel Saratoga de Palma, creador de las populares veladas del Blue Jazz Club en el ático del establecimiento turístico y uno de los personajes más conocidos de Ciutat, falleció la noche del miércoles a los 57 años.

Su muerte se produjo como consecuencia del trágico accidente que tuvo lugar en Palma la noche del miércoles, delante de la cafetería Capuccino. Francisco Borrás conducía su motocicleta de gran cilindrada por el Paseo Marítimo cuando fue arrollado por un coche que giraba a la izquierda hacia la calle Monseñor Palmer.

El funeral se celebrará hoy, viernes 24 de noviembre, a las 20.00 horas, en la iglesia parroquial de Santa Catalina Thomàs de Palma, en la plaza Santa Pagesa. Borrás deja esposa, Marián, y un hijo, Carlos.

Borrás trabajaba en el Hotel Saratoga desde el año 1980 y era su director desde 1991. El hotel familiar fue su escuela y su vida entera, hasta que se convirtió en director, sucediendo en el puesto a Bernardino Bou Femenías y Francisco Borrás Borrás.

Con él al frente, el hotel, de cuatro estrellas, fue completamente renovado, hasta presentar una oferta de 187 habitaciones y explotar su privilegiada ubicación en Ciutat, así como sus vistas, de las que han podido disfrutar todos los amantes de la música en directo en el Blue Jazz Club del ático, que creó, entre otros motivos, por su amor al jazz y con los años se ha convertido en un referente de la cultura palmesana.

El Hotel Saratoga abrió sus puertas el 7 de mayo de 1962. Y lo hizo con categoría de tres estrellas y 80 habitaciones. En 1965, por la creciente demanda, la familia de Francisco Borrás, amplió el hotel con dos plantas más, pasando a tener 93 habitaciones.

En los años 70 se añadió al hotel el solar anexo, con el que se pudo llevar a cabo la ampliación de la piscina y el solárium, así así como el número de habitaciones, hasta llegar a las 187 actuales en la última reforma, ya bajo la responsabilidad de Francisco Borrás, que supo dotar al establecimiento turístico de nuevos espacios, como el Gastrobar Saratoga, el Restaurante Blue Jazz Club, las salas de conferencias o el espacio de fitness, que poco a poco convirtieron el hotel de los orígenes, centrado en viajantes y hombres de negocios, en un establecimiento turístico urbano de clientela internacional, que además supo consolidar sus actuaciones en directo como una referencia obligada en la oferta cultural de Palma.

La Asociación Hotelera de Palma mostró ayer su consternación por la desaparición de Francisco Borrás Seguí, que era miembro de dicha entidad. Igualmente, las muestras de pésame y consternación a través de las redes sociales y la cuenta de Facebook de Diario de Mallorca fueron innumerables durante todo el día. La expresidenta de la Federación Hotelera de Mallorca, Inma Benito, lamentó profundamente la pérdida a través de su cuenta de Twitter: "Hemos perdido a una gran persona, un gran amigo, un gran padre y un gran profesional. Xisco Borrás, nunca te olvidaremos. Ya están brillando al lado de Len y de tu hija. En paz descanse".

El Hotel Saratoga comunica que los restaurantes del establecimiento turístico permanecerán cerrados durante las veinticuatro horas del viernes "en señal de duelo por la repentina muerte de nuestro estimado director". Y añade: "Señor Francisco Borrás. Te echamos mucho de menos, gran persona, gran director".

Un visionario cultural

El 4 de mayo de 2008, Geoff Frosell, veterano trombonista y guía del Palma Jazz Quartet, una virtuosa familia que reparte democrática el protagonismo de sus solos, sugirio a Francisco Borrás que incorporara las jam sessions a la programación regular del Blue Jazz Club. "¿Un lunes? ¿estás loco?", le replicó el director del Saratoga al músico.

Sin embargo, se atrevió con el envite, apostó con paciencia por las entonces pioneras veladas en el exiguo paronama de música en directo de Palma, y consiguió en solo un año que aquellos conciertos se consolidaran como una de las citas semanales más atractivas de Ciutat.

Borrás apostó por la cultura y ganó, diseñando aquellas sesiones como una oportunidad para el fogueo de músicos, con la base rítmica de la formación de Geoff Frosell, y como un modo también de educar el gusto musical del público descubriéndole ante sus ojos el origen del proceso creativo del jazz.

Desde entonces, y en estos nueve años, músicos amateurs, virtuosos, alumnos del conservatorio y otros estudiantes de escuelas musicales de la isla han pasado por el escenario del Blue Jazz Club en las sesiones de los lunes, un escaparate capaz de exhibir las virtudes de una cantante de cinco añitos o de un clarinetista de 82.

"El Blue Jazz Club se ha convertido en un local con alma", reconocía orgulloso Francisco Borrás a este diario. "Abierto a todo el mundo y también a un público fiel y adicto al jazz educado en su cultura que no encontraba un sitio adonde ir. Además muchos músicos que han participado en las jam sessions después se incorporaron a nuestra programación semanal", recordaba.