La utilización de vehículos eléctricos en lugar de los de gasolina o gasóleo permitiría reducir cerca de un 90% las puntas de concentración de dióxido de nitrógeno en Balears, el tipo de contaminación más perjudicial para los humanos junto a las partículas en suspensión, según el estudio sobre la calidad del aire elaborado por la conselleria de Energía y Movilidad. Los niveles más altos se registran en las horas de entrada y salida del trabajo en los accesos a Palma y durante el invierno, aunque hay que señalar que las islas presentan tasas que no resultan alarmantes, a diferencia de lo sucedido en algunas capitales de la península.

El conseller Marc Pons y el director genera de Energía, Joan Groizard, presentaron ayer este informe para defender los beneficios que para la salud de los ciudadanos puede tener la apuesta realizada para financiar con la ecotasa la instalación de puntos de carga rápida para coches eléctricos, de forma que en 2020 haya tantos como surtidores de gasolina, es decir, entre 500 y 700.

Al respecto, recordaron que en Palma, la zona con el mayor problema de contaminación, se suele registrar una media anual de 37 microgramos de dióxido de nitrógeno por metro cúbico, aunque ha habido tasas puntuales próximas a los 200. A partir de ese límite es obligatorio advertir a la población y a partir de 400, prolongados en el tiempo, se han de adoptar medidas para restringir la circulación, como ha sucedido en Madrid.

La sustitución de coches de combustión por eléctricos permitiría reducir esas concentraciones de dióxido de nitrógeno un 89% en las zonas más urbanas como Palma, un 54% en sus alrededores, y un 17% en los puntos con menor contaminación.

Además el conseller recordó que hay países europeos que ya han fijado fechas límite para matricular solo coches eléctricos (Noruega y Eslovenia en 2025, por ejemplo), y fabricantes que han planificado un impulso a su comercialización. El objetivo es que las islas estén preparadas en 2020 para afrontar estos cambios.