Luis Rodríguez Toubes Rosselló, el joven que a través de una hábil maniobra de engaño logró que un matrimonio de Llucmajor le cediera todo su patrimonio (valorado en 38 millones de euros), sin recibir nada a cambio, ha sido declarado culpable de un delito continuado de estafa. Y por esta razón el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Palma le impone la elevada pena de siete años de cárcel. Al mismo tiempo, la Sala anula todas las escrituras de donación que se firmaron ante tres notarios, que afectan a 12 fincas, con lo que esta millonaria fortuna regresa de nuevo a manos de los perjudicados. La sentencia también condena a la madre de Toubes, Catalina Rosselló, como responsable civil a título lucrativo, de tal forma que tendrá que pagar los 389.154 euros que su hijo estafó a la pareja de Llucmajor. Y al mismo tiempo, el tribunal también condena a seis meses de prisión por un delito de blanqueo de dinero al constructor de Llucmajor, que realizó una operación de permuta con Luis para quedarse con una casa ubicada en un solar privilegiado de ses Covetes. La sentencia, de momento, no es firme y los tres condenados acudirán al Supremo para buscar su absolución. Sin embargo, no podrán beneficiarse de este patrimonio que el joven obtuvo a través de esta estafa.

La Sala no tiene ninguna duda de que la versión de los perjudicados tiene mucho más sentido que la que ofreció Toubes. La pareja, que pese a su millonario patrimonio, vive aislada y sufre graves problemas de comunicación, quedó atrapada por una trama de engaño controlada por el joven. Toubes, del que se fiaban a ciegas porque era el nieto de su médico de cabecera, les convenció de que firmaran estas donaciones para que él pudiera aparentar una mayor solvencia económica. El joven estaba negociando en su nombre la compra de una casa en Llucmajor, que había sido de su madre, que pertenecía a una entidad bancaria. El relato de la sentencia desmonta la excusa del acusado de que la pareja firmó libremente estos documentos de donación, ya que se hicieron ante tres notarios distintos y todos ellos determinaron la capacidad de los donantes para realizar estas operaciones. Sin embargo, el tribunal considera que las dos víctimas sabían lo que era una donación, pero que si firmaron estos documentos es porque estaban convencidas de que las escrituras nunca se utilizarían, ya que Luis les había prometido que las iba a guardar en un cajón, como antiguamente se hacía en muchos pueblos de Mallorca. Y que por ello, a pesar de las advertencias de los notarios, sobre todo por las consecuencias tributarias que les iba a suponer aquella operación, la pareja se fiaba más de las indicaciones que les había marcado Luis, que de las palabras de los tres fedatarios. Así se explica que firmaran los documentos, porque estaban seguros de que Luis los iba a utilizar solo para negociar en su nombre ante el banco para adquirir la casa de Llucmajor, ya que el joven les había convencido de que si no lograba culminar esta operación, iban a perder todo el dinero que ya habían adelantado, que era casi 400.000 euros.

Debilidad

No tiene ninguna duda la Audiencia de que el joven se aprovechó de la debilidad de las víctimas, que nunca dudaron de él, precisamente por su posición familiar, por ser descendiente de su médico de confianza. "Luis sabía que las víctimas tenían un inmenso patrimonio. Por ello y solo por ello se acercó a ellas, para despojarles de este patrimonio, porque sabía que eran personas peculiares", incide el tribunal. Las magistradas han valorado especialmente la personalidad de las víctimas, precisamente para encontrar la razón que explique esta estafa. Son personas muy influenciables y con tendencia a la sumisión (además de tener pocas habilidades), lo que explicaría que pese a las advertencias de los notarios, se fiaran más de lo que les había dicho Luis y por ello firmaron las escrituras. "Cuando confían en alguien, la confianza es plena", resalta la Sala, por lo que se explica que realizaran esta operación porque estaban convencidos de que Toubes les estaba ayudando para lograr un préstamo con el que podrían comprar esa casa de Llucmajor. "Nunca se imaginaron que les pudiera hacer tanto daño". Si el tribunal ha dado más credibilidad al relato de los perjudicados, es porque cree que la versión que defiende el joven no se sostiene. Mantuvo que al no tener hijos, decidieron dejarle todo su patrimonio para que lo tuviera alguien de su misma condición social y para que no terminara en poder del Estado. Sin embargo, el tribunal entiende que nadie cede toda su fortuna, sin nada a cambio y con la obligación de pagar cerca de seis millones de euros en impuestos, salvo que haya caído en un engaño.