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Opinión

Bárcenas ingresa al PP en la UCI de Son Espases

Bárcenas ingresa al PP en la UCI de Son Espases

La corrupción ha alcanzado en Mallorca tal grado de refinamiento, que Bárcenas parece inocente por comparación con los grandes maestros del PP insular en el acarreo de fondos públicos. Hay que corregir el asombro de que el tesorero nombrado por Rajoy, a cambio de sobresueldos en negro, se destapara ante el Parlament como un monologuista de alcurnia. Solo en el estadio donde pelotearon Matas, Munar, Cardona y otros delincuentes podía encontrar un foro a su altura, el Maracaná de los corruptos.

Bárcenas ingresó ayer al PP en la UCI de Son Espases. En la UCI B, tratándose de un partido que ha desarrollado la "contabilidad paralela" hasta extremos que carcomerían de envidia a Bernard Madoff. Las "generosas" donaciones del aspirante Villar Mir obligan a calcular la potencia de fuego necesaria para que Florentino derrotara la plica de su rival octogenario. Y una constructora agraciada en el hospital "echaba una mano" en la sede mallorquina de los populares, junto a otros empresarios altruistas. La gran familia.

Entre quienes echaban una mano y quienes metían las dos, los conservadores de Balears perfeccionaron una corrupción manual pero tan rentable como la artesanía de lujo. Enternece comprobar que la reforma con fondos oscuros del edificio del PP de Rajoy fuera replicada en la rehabilitación del PP de Matas, con el cuñado del entonces president en funciones de gerente y un trasiego de sobres repletos de billetes. Dada la tradición dinástica del partido de derechas, los miembros del actual Govern disponían de cargos en aquella fructífera etapa de la que hoy pretenden desvincularse.

La primera semana de la única comisión no monetaria de Son Espases se cerró con la convicción de que ningún compareciente superaría en desparpajo a Bartolomé Cursach. Hasta que llegó Bárcenas, y radiografió al PP mallorquín con una exhaustividad que certifica la instalación regional de los comportamientos corruptos en el partido que gobierna España con mayoría absolutista.

No transcurre una semana entera sin que la corrupción del PP local coloque a Mallorca a la cabecera de los noticieros y las portadas de los medios de comunicación estatales. La ingente tarea de difusión de la actividad económica monopolística de la isla ha cristalizado en la comisión parlamentaria de Son Espases. En este foro, presos y expresos han hablado con mayor claridad que los comparecientes todavía en libertad. Tanto Bartomeu Vicens o Rodrigo de Santos en su día, como Bárcenas ayer, han coqueteado con la realidad con mayor éxito que los evanescentes relatos oficiales.

Las reflexiones que impone el apartamiento celular han facilitado a Bárcenas la labor de teorizar doctamente sobre la corrupción. Se permitió la ironía, tarea hercúlea desde la prisión, de recordar que un hospital evaluado en miles de millones de euros debía tener unas comisiones a su altura, y no unas limosnas de miles de euros.

En efecto, para qué seguir con la calderilla, si los desvíos presumibles en Son Espases se hallan en la órbita de los millones de euros. Mientras el PP asumía estos negocios subterráneos, así en Génova como en Palau Reial, el austero Rajoy predicaba que los contribuyentes vivían por encima de sus posibilidades.

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