El duque de Palma ha marcado un gol, en tiempo de descuento, con su informe sobre los delitos fiscales que se le atribuyen. Ya era hora de que el apaleado Iñaki Urdangarin levantara la cabeza y se defendiera.

Hasta el momento los argumentos esgrimidos por su letrado, Mario Pascual, no habían pasado de la simple negación de las imputaciones y la alabanza de las supuestas virtudes de Nóos. Pura rutina, sin eficacia.

Pero ahora Pascual ha hecho una buena jugada, que, de salirle bien, no le permitiría ganar el partido, pero sí minimizar los daños de la derrota.

El yerno del Rey se ha permitido llevar la contraria a la Agencia Tributaria, uno de sus principales enemigos en la instrucción. Hacienda ha trabajado sin descanso para atribuir a Urdangarin y su exsocio Diego Torres el liderazgo de una orquestada trama para desviar fondos públicos y defraudar al fisco.

Los inspectores fiscales han llegado a la conclusión de que el duque de Palma cometió dos delitos en sus declaraciones de la renta de 2007 y 2008, los años anteriores estarían prescritos.

El expresidente de Nóos sostiene que no perpetró esos delitos, pero no se limita a negarlo, si no que aporta unas cuentas que le exculpan.

Urdangarin ha conseguido crear una sombra de duda sobre las acorazadas tesis de la Agencia Tributaria. ¿Habrán hecho bien los números los inspectores fiscales?, se pregunta el juez José Castro.

Para salir de dudas, el cauto magistrado ha decidido remitir a los expertos de Hacienda el informe de Iñaki Urdangarin: juzguen ustedes y, si lo estiman oportuno, se ratifican en sus tesis acusatorias o dan la razón al famoso imputado.

Parece bastante improbable que la docta Hacienda admita su error respecto al esposo de la infanta Cristina, al que ha dibujado como una persona ansiosa por ganar dinero y tributar lo menos posible.

Pero es que en el mismo paquete de la exculpación de Iñaki Urdangarin por los dos delitos fiscales va la exoneración de la Infanta, como cómplice de la defraudación fiscal.

Doña Cristina solamente podría ser acusada así de blanqueo de capitales, a través de Aizoon, un delito difícil de probar.

La estrategia de Urdangarin daría un rédito incalculable. Por un lado, se quitaría las acusaciones de fraude fiscal, las más contundentes y tangibles del caso Nóos y, por otro, salvaría casi totalmente a su mujer.

Cuando ya dábamos por imputados a los duques de Palma sube al marcador un tanto que podría cambiar el resultado del encuentro.

El juez, como buen árbitro, quiere pitar ya el final de este partido, pero no quiere dejar cabos sueltos. Hacienda tiene diez días para opinar sobre las cifras planteadas por Urdangarin que, por una vez, está animado.