Magritte hubiera subtitulado la obra "Esto no es una Infanta", ante la variabilidad y modulación del tratamiento otorgado a Cristina de Borbón conforme avanzaba la instrucción del caso Nóos. Antes que censura, se impuso una mezcla de pudor informativo y estupefacción frente al sorprendente comportamiento de la hija del Rey. Aquí están casi todos los nombres que se le han adjudicado durante los últimos meses, con un obligado suma y sigue.

Urdangarin. En la prehistoria del escándalo, una venda cubría los ojos del vulgo, y el caso Infanta se camufló en caso Urdangarin. La instrucción ha evolucionado de la mujer innombrable por su extracción a la Infanta que se casó con su testaferro.

Esposa de Urdangarin. Ante lo inevitable, se empezó a hablar de "Urdangarin y su esposa" sin más, una expresión que rebosaba la delirante ambigüedad de "Joachim Sauer y su esposa". La esposa del segundo ejemplo es Angela Merkel.

Infanta. Un término anónimo, pero bajo la excusa de la compresión exigida por los titulares periodísticos se abofetea a la también Infanta Elena. Su hermano menor le arrebató el trono, su hermana menor le priva del honor. Por no hablar de las hermanas del Rey, también Infantas de nombre conocido por todos los ciudadanos. ¿O no tanto?

Hija del Rey. Luz roja, alusión directa a evitar.

Hija menor del Rey. El menor es Felipe, pero se amortigua el impacto con un sobreentendido. Suaviza el desliz filial, porque una hija menor solo puede protagonizar un escándalo menor. Tiene 48 años.

Hija favorita del Rey. La fotografía enmarcada que sirve de fondo a las audiencias regias muestra al monarca con la hija que más se le parece. O que más se le parecía.

Hija de la Reina. Prohibitivo, la Reina no se mezcla jamás con los escándalos de la Familia Real, que recibe bañada en lágrimas.

Cristina de Borbón. Escueto y peligroso, porque el apellido enfoca a la Familia Real en su conjunto. Se levantaba el velo del escándalo.

Cristina de Borbón y Grecia. Véase "Hija de la Reina".

Doña Cristina Federica de Borbón y Grecia. El tratamiento que le dispensa en sus autos el juez Castro, visiblemente incómodo ante la colisión entre su realismo insobornable y el realismo mágico a que obliga la condición de su imputada.

Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y Grecia. El nombre completo aparece por primera y satírica vez en la pluma de Federico Jiménez Losantos. La prosopopeya dificulta la inocencia de la asignación masiva de transacciones inmobiliarias a la Infanta, efectuada por Hacienda.

Su Alteza Real. Sus abogados Miquel Roca y Jesús María Silva se refieren a ella con este apelativo ante las cámaras. A la vez indefinido y amenazante, porque no se alude a un cliente esgrimiendo su augusto título.

S.A.R. Las siglas aparecen por siete veces en el último folio de su defensa en respuesta al auto de imputación. No sabe usted a quién esta interrogando, huele a militarización del escándalo.

Su Alteza Real la Infanta de España Doña Cristina de Borbón y Grecia, hija de nuestro Rey, Don Juan Carlos I Borbón y Borbón. Réplica feroz a los S.A.R. de González Peeters, acerado defensor de Diego Torres. No se puede ser más acusador, en el escrito donde el letrado no reclama la imputación, porque le parece insuficiente.

Cristina. Campanilleo típico de Jaime Peñafiel y otros periodistas que presumen de haber cambiado pañales en La Zarzuela. Afianza la familiaridad y anula la responsabilidad. Una persona a la que se alude por su nombre de pila no puede estar embarcada en turbios manejos.

Imputada. Se reboza de prefijos -preimputada- o de aclaraciones, como si fuera un término pornográfico para la audiencia. El caso Infanta ha estado dominado por la convicción de que era indigerible por la ciudadanía que había pagado religiosamente las facturas.

Presunta blanqueadora de capitales. Tendrá que leer prensa extranjera, para enfrentarse a términos tan desapacibles.

Ejecutiva de la Caixa. Embargado, finja que no lo ha leído.

Madre. El énfasis de la revista ¡Hola! y un clásico en los casos de corrupción. No conviene preguntarse qué niños se beneficiaron de los millones de euros, para no seguir el juego a quienes los utilizan como escudos humanos.

Residente suiza. Treta para desligarla del escándalo apoyándose en la carga psicológica del exilio bancario. En su génesis, la conexión helvética no se empleó únicamente para desvincular de su cuna a la protagonista del escándalo, sino también para aislarla de Urdangarin, "que continuaría preparando su defensa en Barcelona". Otra torpeza frustrada por los datos.

Sucesora al trono. Al igual que ocurre con todas las intimaciones acusatorias, se utiliza sistemática en consonancia con la constatación de que sus probabilidades resultan irrisorias, quitando importancia a la sucesión y a la corrupción. No se agrega que el formulismo sería más fácil de suprimir con motivo de la investigación en curso. Invirtiendo esta treta, la alusión resalta que la Infanta casi arruina las expectativas de su hermano respecto a la Jefatura del Estado.

Licenciada en Ciencias Políticas. Se desaconseja celebrar a la primera miembro de la Familia Real que dispone de un título universitario, cuando su defensa está basada en su ignorancia capital, que le impide saber de dónde vienen los euros o que extramuros del palacio se pagan impuestos.

Empresaria. Ni siquiera aplicable en su versión delicuescente de emprendedora, es casi más obsceno que blanqueadora. La imagen correcta sería ama de casa y espectadora de Sálvame, aunque hasta las plumas más aduladoras se resisten a refrendar este disparate

Olímpica. Sospechoso título , dado que el saqueo protagonizado por las sociedades de la pareja se ha centrado en asuntos deportivos, y que acariciaban al alimón el asalto a la Copa América, en la disciplina que llevó a la Infanta a Seúl´88.

Rey. Otro cambio de género, adoptado por la agencia Associated Press al destacar en sus cables que la Infanta ha hundido el prestigio del Rey.

La Zarzuela. Como en "La Zarzuela felicita al fiscal por su recurso al auto de imputación del juez".

Duquesa de Palma. Sufrida geografía que lo aguanta todo, otra ciudad demandaría a quienes publicaran este título todavía no retirado.