Matas cumple, con cuatro años de retraso, su sueño de presentar en campaña la maqueta de Calatrava, anteproyecto de un proyecto que nunca existió. Deberá encarecer su juguete ante un juez, y no en su despacho del Consolat. Su único objetivo es ahorrarse una fianza civil de 250 millones de pesetas. Ojalá hubiera sido tan celoso con el dinero de los contribuyentes, los cuales desembolsaron la cantidad antes citada sin otro propósito, según la fiscalía, que sufragar una fotografía del entonces president con el arquitecto estrella.

Al margen de su significación penal, el escrito acusatorio de Anticorrupción es un documento clave para desentrañar la historia de la Mallorca contemporánea. El artista cobra una cifra astronómica por un trabajo invisible, el ciudadano desembolsa hasta el último euro, marcas próximas al PP ingresan cantidades millonarias por una presentación del anteproyecto que ni siquiera se realiza, los técnicos declaran que fueron coaccionados pero firman, el conseller Fiol dice que cumplía órdenes pero firma, Matas ya insistió hace un año ante el juez en que sólo pronunciaba el divino "Hágase". Y el escándalo se hacía.

Calatrava no es una víctima, ha cobrado doscientos millones por alquilar una maqueta que reclama y que puede trasladar a otra geografía. Los técnicos no son víctimas al admitir que traicionaron su compromiso, ni aun suponiendo que firmaran sin contrapartidas. Fiol se congraciaba con el president de quien dependía su futuro político y con el intermediario de la farsa, los suministradores del PP cobraban por no hacer nada y Matas tuvo incluso oportunidad de encargar un estudio a la empresa que acabaría prohijándolo. En fin, Antich redondeó la ceremonia condecorando al intermediario habitual. Sólo pagó y pagará el eslabón más débil de la cadena. Ustedes mismos.