Mientras el plan industrial sigue su lento proceso de cocción, el Parc Bit bulle. Las empresas de base tecnológica que allí empiezan a aflorar se han convertido en la gran esperanza de una comunidad que ha perdido el 28% de su actividad industrial en solo cinco años. De ello hablaba hace unos días Ramón Molina, el jefe de gabinete del conseller de Economía: "Esas empresas no tienen grandes costes logísticos y generan empleo y actividad de enorme valor añadido", reflexiona. Lo mismo piensan en la Cámara de Comercio, en la que ven una oportunidad clara en la tecnología y en el sector naval:"El software, por ejemplo, no tiene problemas de logística, como todo el que venda intangibles. Y el naval tampoco: los barcos vienen y se van solos".