Mohamed VI comparte con su padre el origen de sus quebraderos de cabeza: el Rif. Un súbdito y periodista de las tierras del norte, Ali Lmrabet (Tetuán, 1959), ha levantado las faldas al régimen y por ello ha pagado con ocho meses de prisión. Esta semana ha visitado Mallorca invitado por la Universitat de les Illes Balears para departir sobre la libertad de expresión en Marruecos. La tozudez del impulsor de las revistas Demain y Demain Magazine y la presión internacional propiciaron el indulto real el pasado mes de enero.

-¿Ha vuelto a ejercer de periodista en Marruecos?

-Vuelvo con dos revistas político-satíricas en otoño, una en francés y otra en árabe. Cuando te refieres a este tipo de publicaciones en España piensan inmediatamente en El Jueves. Pero mi modelo es el francés, en concreto Le Canard Énchaîné, que contiene mucha información y humor.

-Cuando abandonó la prisión de Salé usted le dijo al director de la cárcel que le reservara una celda. Si insiste cumplirá su propio vaticinio.

-El artículo nueve de la Constitución de Marruecos garantiza la libertad de opinión y expresión bajo todas sus formas. Yo no soy un criminal. No violo la ley. Doy mi opinión sobre lo que no me gusta del régimen marroquí. En palabras diplomáticas digo que el rey es un incompetente y expreso mi deseo de que se gobierne bien el país.

-Usted tenía ante sí una carrera diplomática brillante, ¿por qué decide ser periodista? ¿Quizá por despecho?

-No. Yo era segundo embajador en Argentina con sólo 29 años. Pero dejé la embajada porque me di cuenta de que había tráfico de coches, entre otras cosas. A mí nadie me regaló el cargo. Gané las oposiciones logrando el primer puesto. Yo no fui a Argentina para vender coches. Los diplomáticos tienen derecho a comprar automóviles sin pagar impuestos en el país donde están destinados y venderlos después. Yo dije 'no', y me fui. Había cuentas oscuras y mostré mi desacuerdo al embajador. En Marruecos tú no puedes decir 'no'.

-¿Por qué se inclinó por la prensa?

-De vuelta a Marruecos me dieron un despacho donde no tenía nada que hacer. Me hice amigo de un chico que editaba una revistilla semanal y comencé a escribir artículos. En un año pasé a formar parte de un semanario importante, Le Journal. Al principio vendían 2.000 ejemplares y cuando me fui superaban los 50.000.

-¿Por qué el régimen comienza a permitir ciertas licencias?

-En sus últimos años Hassan II se dio cuenta de que tenía que abrir. De que no podía encerrarnos en una marmita porque si la tapas, estalla. Hassan II pensó en dar un poco de democracia, de libertad de expresión. Nosotros aprovechamos el camino y lo hicimos más grande. Publicamos por primera vez informes como el de la implicación del régimen en la desaparición en 1965 del líder socialista Mehdi Ben Barka en París. El hijo de Ben Barka me dijo: "Ha sido Hassan II". En Marruecos la prensa nunca habla de eso. He entrevistado a la hija del general Ufkir, militar que intentó derrocar al rey en 1972. Hassan II encarceló en una prisión secreta a toda su familia, incluido un bebé, durante 18 años sin celebrar un juicio. Hemos abierto todos los informes que estaban ahí. Como dice el profesor Bernabé López, hemos reescrito la historia de Marruecos.

-¿De qué se puede hablar en su país sin ir a la cárcel?

-Puedes opinar del sol, de Mallorca o de Jaume Matas y Francesc AntichÉ Pero no puedes hablar de los negocios del rey, el primer empresario del país, de algunos aspectos de la religión, como el ateísmo o la función del monarca. Tampoco de los negocios sucios de los generales. Cuando Marruecos no quería firmar el acuerdo de pesca con la UE nosotros descubrimos que los dos generales más importantes, el de la gendarmería y el jefe de los servicios secretos, tenían una sociedad mixta para licencias de pesca. Fuimos acusados de traidores.

-En su etapa en prisión usted recibió el apoyo del exterior, ¿también se sintió arropado por sus compatriotas?

-Tuve el respaldo de mis antiguos amigos de Le Journal, de algunos sectores demócratas y de los islamistas, excepto esos locos de los salafistas que ponen las bombas. Hay que explicar lo que es el islamismo, porque aquí metemos a todos en el mismo caso. Los islamistas que aceptan las reglas del juego y están en el Congreso de los Diputados y los que no las aceptan me han apoyado. Y nunca hemos estado de acuerdo porque yo soy ateo. Lo saben pero han dicho 'no, eso no es posible'. Y los socialistas, los cabrones de los socialistas, con perdón de los auténticos socialistas, han escrito artículos diciendo que merecía la cárcel. En Marruecos tenemos a los únicos comunistas del mundo que son monárquicos. Y esos me han atacado.

-¿Sintió la comprensión de sus compañeros de cárcel?

-Cuando apagaban la luz a las diez o las once de la noche venían los funcionarios a mi celda para discutir. ¿Quiénes me sacaban los artículos que publicaba El País? Los narcotraficantes. Yo soy del norte, del Rif, y casi todos los narcotraficantes proceden de allí, que es donde hay hachís. Son los reyes la cárcel porque tienen la pasta. Les das un sobre cerrado y les dices: 'Quiero que llegue a mi padre porque es una carta personal y no deseo que el director la lea". No sabían que los narcotraficantes habían contribuido a la libertad de expresión en Marruecos (Lmrabet sonríe).

-¿De dónde sale la determinación para emprender una huelga de hambre?

-Mucha gente me dice: 'Qué coraje'. No es coraje porque cuando estás seguro de que no has hecho nada y sufres campañas de difamación tremendasÉ ¿Sabes lo que significa que cada día, durante un mes, publiquen media página insultándote? Diciendo que asesinaste a tu madre, que violaste a chicos, a chicas, que eres homosexual, que eres agente del Mosad, agente del CNI, de los argelinos, de los saharauis. No se trata de alusiones. Dicen: 'Eres un homosexual. Un maricón'. Yo no tengo nada contra los homosexuales pero es que no lo soy. Que violé a una chica rubia que trabajó conmigo. Ninguna rubia trabajó conmigo. Han buscado todo en mi vida y no han encontrado nada, el teléfono móvil está pinchado 24 horas al día. Te encuentras solo ante el Estado y llega un momento donde dices 'basta'.

-¿Ha sido condescendiente la prensa internacional con la monarquía alauita?

-El régimen marroquí fascina mucho. Jean Daniel -Premio Príncipe de Asturias de Comunicación 2004 por su rigor ético y uno de los observadores políticos más respetados en Francia- era un gran amigo de Hassan II, que tenía células secretas escondidas para machacar a la gente. Cuando llegaba Jean Daniel a Marruecos le esperaba un coche en el aeropuerto que le conducía a palacio para discutir con el tirano. Y ahora me dicen que Jean Daniel es un hombre ético. Usted vio. Tuvo la obligación de escribir sobre lo que ha visto. En España menos, pero en Francia dicen que la monarquía de Marruecos es un muro de contención de los islamistas. ¿Y si la monarquía no fuera este muro sino la que genera ese islamismo? Nosotros teníamos una lista de todos los informadores y directores de medios importantes, como el del Le Nouvel Observateur, que cuando iban a Marruecos no pagaban el hotelÉ

-¿Cómo es de punzante una viñeta?

-Añadir un poco de humor a un artículo informativo es devastador. La información es la misma. En una viñeta explicas una situación que ocupa veinte páginas de un artículo.

-¿Es más fácil sortear la censura?

-Sí, porque hacemos alusiones. Por ejemplo, en Marruecos, aunque no esté escrito, no tenemos el derecho de dibujar al rey. Cuando queríamos poner algo en boca del rey pintábamos un palacio marroquí de cuya puerta salía un 'bocadillo' que decía lo que deseábamos. Cuando el rey echaba a un ministro siempre dibujábamos un pie que salía de la puerta dando una patada al sujeto. Es la única manera de decir muchas más cosas y llegar más lejos. Puedes escribir muchos escritos en Le Monde pero nunca tendrán la influencia de las viñetas -publicadas en Marruecos-.

-¿Ha cambiado mucho el país desde que llegó al poder Mohamed VI?

-No.

-¿Ha sido un fiasco?

-Hay que democratizar el régimen. El rey habla de que rige una monarquía ejecutiva. Estamos viviendo bajo una Constitución a la medida por Hassan II. En un país que se dice democrático, el Senado, elegido de manera indirecta, tiene más poder que la Cámara de Diputados. Lees la Constitución y te das cuenta de que es una farsa. El artículo 23 dice que la figura del rey es inviolable y sagrada. ¿Qué significa? El rey no es Dios. Y además ha llamado a su hijo Hassan. No ha cambiado nada. El islamismo sube, ganan todas las elecciones, y algún día esta gente llegará al poder legalmente y democráticamente. Y a otra guerra. Y a otra batalla con los islamistas.

-En su nuevo libro tratará cómo ven los marroquíes a los españoles. ¿Puede avanzar alguna idea?

-Ven a los españoles como a africanos que se han vuelto europeos.

-¿Le preocupa el ascenso del islamismo?

-Al marroquí no. Si mañana hay un enfrentamiento entre los islamistas y el régimen van a adoptar una posición neutral. Y ahí está el problema. Nadie defenderá la dictadura, pero todo el mundo defendería una democracia.

-¿Es real el avance del islamismo?

-Del rigorista, sí. Hace veinte años nunca hubiéramos dicho que habría bombas de marroquíes contra marroquíes y lo hemos visto el 16 de mayo en Casablanca. Y los que elaboraron las bombas del 11-M, quién diría que entre los implicados habría suicidas de Marruecos. Occidente y el propio régimen marroquí ocultaron una realidad que estaba ahí: que somos diferentes. Los que decían que hay que ayudar a la monarquía marroquí porque es el muro contra el islamismo. Pues ahí tienes el muro. El problema es que la monarquía es deficiente. ¿En dónde están los islamistas? En los estados más totalitarios. Arabia Saudita, Yemen. Es un hijo de la dictadura.

-¿El Estado fomenta este radicalismo?

-El Estado no nos da perspectivas de ilusiones. Entonces, los jóvenes y los militantes se refugian en el islamismo. El islamista genera ilusiones porque les dice: vais a atener un Estado igualitario. El Islam es una religión de igualdad. No existen las diferencias de razas. Lo ves en los países mulsulmanes donde hay una fraternidad que incluye a negros o chinos.

-Con la retirada de James Baker, ¿el problema del Sáhara se hace más irresoluble?

-Yo defiendo el Sáhara marroquí por otras razones que no son las del derecho internacional. Porque es casi imposible defender el derecho internacional cuando en frente está el derecho a a la autodeterminación de los pueblos. Hay que dar a los saharauis una auténtica autonomía. Hassan II lo había dicho: dejadme el sello y la bandera y llevaros el resto.

-¿Qué es el sáhara para los marroquíes?

-Muchas familias son originarias del sáhara. Las viejas dinastías, incluidas las que vinieron a España, proceden del Sáhara. Marruecos ha gastado tanto dinero desde hace treinta años. Todo el desarrollo de Marruecos se ha ido a la arena del Sáhara. Se vive mucho mejor económicamente allí que en ningún otro sitio de Marruecos. Después de tanto sacrificio y lavado de cerebro, después de que Hassan II haya dicho que si perdemos el Sáhara el trono marroquí salta por los aires, después de décadas de nacionalismo, imaginen qué puede ocurrir, qué disturbios se producirán si dices que el Sáhara no es marroquí. El ejército no lo va a aceptar. Los generales seguramente sí, pero el sargento o el cabo, el que no gana mucho, el que tiene un amigo muerto. Después de treinta años de discurso nacionalista.

-¿Cómo afectarán los atentados del 11-M a las relaciones Madrid-Rabat?

-He escuchado una cosa que dice: Zapatero ganó las elecciones como Franco la guerra civil: gracias a los moros. Lo han dicho unos derechistas malos y lo cuento así. El atentado hizo ganar a los socialistas y lo estamos viendo ahora. No están preparados. Pero estoy contentísimo de que Aznar se haya ido aunque nadie esperaba a Zapatero. Me ha contado alguien que durante una cena de gala en el palacio real con motivo de la visita de Zapatero, el rey -Mohamed VI- obligó a toda la gente a hablar en castellano. Como había un montón de gente que no lo hablaba, para no enfadar al amo del país, la gente se calló. El ministro de Interior que seguro tiene cosas que decir a su homólogo español no pudo contarlas porque no sabía expresarse en castellano.

-¿Percibieron un menosprecio hacia su país durante la etapa de Aznar?

-Ésta es la derecha española que siempre tuvo prejuicios hacia los moros. Pero al lado hay un régimen totalitario tonto que no entiende ciertos asuntos.

-Parece más entusiasmado con la última etapa de Hassan II que en las promesas de su hijo.-La inteligencia no se transmite. Hassan II, si tenía problemas con los informadores, no los metía en la cárcel.