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En pleno mayo, la profusión de bodas, bautizos y comuniones es tan común como los dramas en Los Bridgerton. Todos sabemos que los anfitriones de hoy en día están obsesionados con hacer que su evento sea el más memorable del año. Así que no escatiman en decoraciones extravagantes, regalos ostentosos, música a todo volumen y banquetes que harían salivar a cualquier gourmet, todo dispuesto en palacios propios o alquilados para la ocasión. Y como todo evento digno de mención, los invitados no se quedan atrás. Desempolvan viejas glorias de sus armarios, aquellos atuendos que en su momento fueron deslumbrantes pero que ahora parecen más piezas de museo. Otros, más osados, deciden sacar la tarjeta de crédito y derrochar en atuendos nuevos, porque «antes muerta que sencilla», ¿verdad? El problema es que, en su afán por no repetir modelo, algunos terminan luciendo conjuntos imposibles de defender, olvidando por completo el protocolo y el sentido común. Porque, queridos lectores, vestirse para una ocasión especial no se trata solo de ponerse ropa cara; hay que saber llevarla con gracia y sin parecer personajes surrealistas. Y sí, lo hemos podido comprobar, hay quienes se colocan pamelas tan enormes que parecen antenas parabólicas buscando señal. Pero no nos desviemos. Nosotros seguimos firmes en nuestra misión y, como buenos reporteros satelitales, estamos aquí para contarles adónde hemos ido, a quiénes hemos visto y qué nos han parecido los eventos de esta semana. ¡Vamos allá!
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En pleno mayo, la profusión de bodas, bautizos y comuniones es tan común como los dramas en Los Bridgerton. Todos sabemos que los anfitriones de hoy en día están obsesionados con hacer que su evento sea el más memorable del año. Así que no escatiman en decoraciones extravagantes, regalos ostentosos, música a todo volumen y banquetes que harían salivar a cualquier gourmet, todo dispuesto en palacios propios o alquilados para la ocasión. Y como todo evento digno de mención, los invitados no se quedan atrás. Desempolvan viejas glorias de sus armarios, aquellos atuendos que en su momento fueron deslumbrantes pero que ahora parecen más piezas de museo. Otros, más osados, deciden sacar la tarjeta de crédito y derrochar en atuendos nuevos, porque «antes muerta que sencilla», ¿verdad? El problema es que, en su afán por no repetir modelo, algunos terminan luciendo conjuntos imposibles de defender, olvidando por completo el protocolo y el sentido común. Porque, queridos lectores, vestirse para una ocasión especial no se trata solo de ponerse ropa cara; hay que saber llevarla con gracia y sin parecer personajes surrealistas. Y sí, lo hemos podido comprobar, hay quienes se colocan pamelas tan enormes que parecen antenas parabólicas buscando señal. Pero no nos desviemos. Nosotros seguimos firmes en nuestra misión y, como buenos reporteros satelitales, estamos aquí para contarles adónde hemos ido, a quiénes hemos visto y qué nos han parecido los eventos de esta semana. ¡Vamos allá!
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En pleno mayo, la profusión de bodas, bautizos y comuniones es tan común como los dramas en Los Bridgerton. Todos sabemos que los anfitriones de hoy en día están obsesionados con hacer que su evento sea el más memorable del año. Así que no escatiman en decoraciones extravagantes, regalos ostentosos, música a todo volumen y banquetes que harían salivar a cualquier gourmet, todo dispuesto en palacios propios o alquilados para la ocasión. Y como todo evento digno de mención, los invitados no se quedan atrás. Desempolvan viejas glorias de sus armarios, aquellos atuendos que en su momento fueron deslumbrantes pero que ahora parecen más piezas de museo. Otros, más osados, deciden sacar la tarjeta de crédito y derrochar en atuendos nuevos, porque «antes muerta que sencilla», ¿verdad? El problema es que, en su afán por no repetir modelo, algunos terminan luciendo conjuntos imposibles de defender, olvidando por completo el protocolo y el sentido común. Porque, queridos lectores, vestirse para una ocasión especial no se trata solo de ponerse ropa cara; hay que saber llevarla con gracia y sin parecer personajes surrealistas. Y sí, lo hemos podido comprobar, hay quienes se colocan pamelas tan enormes que parecen antenas parabólicas buscando señal. Pero no nos desviemos. Nosotros seguimos firmes en nuestra misión y, como buenos reporteros satelitales, estamos aquí para contarles adónde hemos ido, a quiénes hemos visto y qué nos han parecido los eventos de esta semana. ¡Vamos allá!
Murphy Brown
En pleno mayo, la profusión de bodas, bautizos y comuniones es tan común como los dramas en Los Bridgerton. Todos sabemos que los anfitriones de hoy en día están obsesionados con hacer que su evento sea el más memorable del año. Así que no escatiman en decoraciones extravagantes, regalos ostentosos, música a todo volumen y banquetes que harían salivar a cualquier gourmet, todo dispuesto en palacios propios o alquilados para la ocasión. Y como todo evento digno de mención, los invitados no se quedan atrás. Desempolvan viejas glorias de sus armarios, aquellos atuendos que en su momento fueron deslumbrantes pero que ahora parecen más piezas de museo. Otros, más osados, deciden sacar la tarjeta de crédito y derrochar en atuendos nuevos, porque «antes muerta que sencilla», ¿verdad? El problema es que, en su afán por no repetir modelo, algunos terminan luciendo conjuntos imposibles de defender, olvidando por completo el protocolo y el sentido común. Porque, queridos lectores, vestirse para una ocasión especial no se trata solo de ponerse ropa cara; hay que saber llevarla con gracia y sin parecer personajes surrealistas. Y sí, lo hemos podido comprobar, hay quienes se colocan pamelas tan enormes que parecen antenas parabólicas buscando señal. Pero no nos desviemos. Nosotros seguimos firmes en nuestra misión y, como buenos reporteros satelitales, estamos aquí para contarles adónde hemos ido, a quiénes hemos visto y qué nos han parecido los eventos de esta semana. ¡Vamos allá!
Murphy Brown
En pleno mayo, la profusión de bodas, bautizos y comuniones es tan común como los dramas en Los Bridgerton. Todos sabemos que los anfitriones de hoy en día están obsesionados con hacer que su evento sea el más memorable del año. Así que no escatiman en decoraciones extravagantes, regalos ostentosos, música a todo volumen y banquetes que harían salivar a cualquier gourmet, todo dispuesto en palacios propios o alquilados para la ocasión. Y como todo evento digno de mención, los invitados no se quedan atrás. Desempolvan viejas glorias de sus armarios, aquellos atuendos que en su momento fueron deslumbrantes pero que ahora parecen más piezas de museo. Otros, más osados, deciden sacar la tarjeta de crédito y derrochar en atuendos nuevos, porque «antes muerta que sencilla», ¿verdad? El problema es que, en su afán por no repetir modelo, algunos terminan luciendo conjuntos imposibles de defender, olvidando por completo el protocolo y el sentido común. Porque, queridos lectores, vestirse para una ocasión especial no se trata solo de ponerse ropa cara; hay que saber llevarla con gracia y sin parecer personajes surrealistas. Y sí, lo hemos podido comprobar, hay quienes se colocan pamelas tan enormes que parecen antenas parabólicas buscando señal. Pero no nos desviemos. Nosotros seguimos firmes en nuestra misión y, como buenos reporteros satelitales, estamos aquí para contarles adónde hemos ido, a quiénes hemos visto y qué nos han parecido los eventos de esta semana. ¡Vamos allá!
Murphy Brown
En pleno mayo, la profusión de bodas, bautizos y comuniones es tan común como los dramas en Los Bridgerton. Todos sabemos que los anfitriones de hoy en día están obsesionados con hacer que su evento sea el más memorable del año. Así que no escatiman en decoraciones extravagantes, regalos ostentosos, música a todo volumen y banquetes que harían salivar a cualquier gourmet, todo dispuesto en palacios propios o alquilados para la ocasión. Y como todo evento digno de mención, los invitados no se quedan atrás. Desempolvan viejas glorias de sus armarios, aquellos atuendos que en su momento fueron deslumbrantes pero que ahora parecen más piezas de museo. Otros, más osados, deciden sacar la tarjeta de crédito y derrochar en atuendos nuevos, porque «antes muerta que sencilla», ¿verdad? El problema es que, en su afán por no repetir modelo, algunos terminan luciendo conjuntos imposibles de defender, olvidando por completo el protocolo y el sentido común. Porque, queridos lectores, vestirse para una ocasión especial no se trata solo de ponerse ropa cara; hay que saber llevarla con gracia y sin parecer personajes surrealistas. Y sí, lo hemos podido comprobar, hay quienes se colocan pamelas tan enormes que parecen antenas parabólicas buscando señal. Pero no nos desviemos. Nosotros seguimos firmes en nuestra misión y, como buenos reporteros satelitales, estamos aquí para contarles adónde hemos ido, a quiénes hemos visto y qué nos han parecido los eventos de esta semana. ¡Vamos allá!
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Ver noticias guardadasEn pleno mayo, la profusión de bodas, bautizos y comuniones es tan común como los dramas en Los Bridgerton. Todos sabemos que los anfitriones de hoy en día están obsesionados con hacer que su evento sea el más memorable del año. Así que no escatiman en decoraciones extravagantes, regalos ostentosos, música a todo volumen y banquetes que harían salivar a cualquier gourmet, todo dispuesto en palacios propios o alquilados para la ocasión. Y como todo evento digno de mención, los invitados no se quedan atrás. Desempolvan viejas glorias de sus armarios, aquellos atuendos que en su momento fueron deslumbrantes pero que ahora parecen más piezas de museo. Otros, más osados, deciden sacar la tarjeta de crédito y derrochar en atuendos nuevos, porque «antes muerta que sencilla», ¿verdad? El problema es que, en su afán por no repetir modelo, algunos terminan luciendo conjuntos imposibles de defender, olvidando por completo el protocolo y el sentido común. Porque, queridos lectores, vestirse para una ocasión especial no se trata solo de ponerse ropa cara; hay que saber llevarla con gracia y sin parecer personajes surrealistas. Y sí, lo hemos podido comprobar, hay quienes se colocan pamelas tan enormes que parecen antenas parabólicas buscando señal. Pero no nos desviemos. Nosotros seguimos firmes en nuestra misión y, como buenos reporteros satelitales, estamos aquí para contarles adónde hemos ido, a quiénes hemos visto y qué nos han parecido los eventos de esta semana. ¡Vamos allá!