Las Beneïdes, recordatorio del campo que poco a poco deja de ser, fueron este miércoles al mediodía la excusa perfecta para que quienes la víspera se acostaron temprano, salieran de gala de su casa para llenar el recorrido que tradicionalmente gira en torno a la plaza Ramon Llull.
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S. Sansó
Las Beneïdes, recordatorio del campo que poco a poco deja de ser, fueron este miércoles al mediodía la excusa perfecta para que quienes la víspera se acostaron temprano, salieran de gala de su casa para llenar el recorrido que tradicionalmente gira en torno a la plaza Ramon Llull.
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S. Sansó
Las Beneïdes, recordatorio del campo que poco a poco deja de ser, fueron este miércoles al mediodía la excusa perfecta para que quienes la víspera se acostaron temprano, salieran de gala de su casa para llenar el recorrido que tradicionalmente gira en torno a la plaza Ramon Llull.
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S. Sansó
Las Beneïdes, recordatorio del campo que poco a poco deja de ser, fueron este miércoles al mediodía la excusa perfecta para que quienes la víspera se acostaron temprano, salieran de gala de su casa para llenar el recorrido que tradicionalmente gira en torno a la plaza Ramon Llull.
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S. Sansó
Las Beneïdes, recordatorio del campo que poco a poco deja de ser, fueron este miércoles al mediodía la excusa perfecta para que quienes la víspera se acostaron temprano, salieran de gala de su casa para llenar el recorrido que tradicionalmente gira en torno a la plaza Ramon Llull.
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S. Sansó
Las Beneïdes, recordatorio del campo que poco a poco deja de ser, fueron este miércoles al mediodía la excusa perfecta para que quienes la víspera se acostaron temprano, salieran de gala de su casa para llenar el recorrido que tradicionalmente gira en torno a la plaza Ramon Llull.
Las Beneïdes, recordatorio del campo que poco a poco deja de ser, fueron este miércoles al mediodía la excusa perfecta para que quienes la víspera se acostaron temprano, salieran de gala de su casa para llenar el recorrido que tradicionalmente gira en torno a la plaza Ramon Llull.