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Que las cenizas de una persona fallecida puedan dar vida a un árbol es posible. Es el objetivo de la empresa mallorquina Semper Vivens, fundada por el palmesano Pedro Ramis, que ha patentado en 157 países una urna que se nutre de los restos cremados para germinar catalpas, una especie vegetal con hojas acorazonadas y flores blancas conocida precisamente por su longevidad y belleza.