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Desde los once metros, en la tanda de penaltis y forzando hasta siete lanzamientos. Entre aplausos y el orgullo de una afición. Así se despidió el Andratx de la segunda ronda de la Copa del Rey (1-1). Sonrojando a todo un equipo como el Sevilla, forzando la prórroga y demostrando que en el torneo del KO cualquiera puede dar la sorpresa. Los mallorquines se convirtieron en equipo de leyenda, pero no pudieron zanjar la gesta en una noche que los 'gallos' difícilmente podrán quitar de su cabeza.
Guillem Bosch
Desde los once metros, en la tanda de penaltis y forzando hasta siete lanzamientos. Entre aplausos y el orgullo de una afición. Así se despidió el Andratx de la segunda ronda de la Copa del Rey (1-1). Sonrojando a todo un equipo como el Sevilla, forzando la prórroga y demostrando que en el torneo del KO cualquiera puede dar la sorpresa. Los mallorquines se convirtieron en equipo de leyenda, pero no pudieron zanjar la gesta en una noche que los 'gallos' difícilmente podrán quitar de su cabeza.
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