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Cartulina Morada: La revolución de Guevara

Dio la sensación de que Izan ganó en Phillip Island cuando a él le vino en gana. El piloto mallorquín está llamado a marcar una nueva época

Izan se proclamó campeón del mundo de Moto3 en Australia. Aspar Team

Lo de Mallorca y el motociclismo es difícil de explicar. En primer lugar habría que atribuir gran parte de los éxitos a la escuela de Chicho Lorenzo, donde se forjaron tres campeones del mundo y de la que puede salir en los próximos días un cuarto, pero lógicamente tampoco sería justo olvidarse del gran trabajo de la Escuela de la FBM y el Centre de Tecnificació. Lo idílico sería compartir los triunfos y felicitar a todas las partes por igual, pero en este mundo del motor balear parece que, cuando alguien sube a la cima, la mayoría se cuelgan la medalla y pocos valoran el trabajo del prójimo. Y es una pena, porque la cantera es potente y los éxitos palpables. Izan ha llegado para marcar una época, algo que se encargó de constatar firmando una última vuelta épica en Phillip Island, en la que mostró una superioridad aplastante que, parece, solo sacó a relucir cuando a él le vino en gana. 

Los peligros del motociclismo: Poco se habla del sufrimiento de amigos y familiares de los pilotos

Supongo que no hace falta que les descubra los peligros que entraña el motociclismo y más en una categoría como Moto3, donde el exceso de participantes sobre la parrilla convierte cada carrera en un embudo. Esta disciplina obliga a amigos y familiares de los pilotos a convivir con un continuo sufrimiento del que a veces no somos del todo conocedores. Es valiente hablar sobre el tema y no todo el mundo se atreve, pero más valiente sería aún que Dorna y la FIM tomaran cartas en el asunto y se implicaran algo más con nuevas medidas de seguridad para evitar desgracias como la acontecida la semana pasada en Portugal. El piloto neerlandés Víctor Steeman perdió la vida en la última prueba del Mundial de Superbikes en la categoría SSP300 y dos días después era su madre la que fallecía debido a un ataque al corazón, entiendo, por el duro golpe que le acaba de asestar la vida. El espectáculo nunca, nunca, puede estar por encima de la seguridad de una persona, una premisa que todavía no son capaces de poner en práctica. 

Actos vandálicos: El Sevilla alardea de que su afición estropeara el mobiliario del Real Mallorca

En la previa del Mallorca-Sevilla numerosos aficionados del conjunto hispalense consideraron que era buena idea montar un botellón a las puertas del estadio. Sin entrar en por qué ningún vigilante de seguridad de Son Moix tomó cartas en el asunto e intentó echar a dichos individuos o por qué se les dejó entrar en el feudo bermellón si presentaban estado de embriaguez, las consecuencias del acto dieron auténtica vergüenza. Mobiliario estropeado, basura y botellas a doquier repartidas en las zonas de acceso y numerosos adhesivos pegados en las farolas cercanas al feudo rojillo. La sonrojante imagen fue si cabe todavía peor cuando el club sevillista, ya una vez acabado el partido, decidió que era buena idea alardear de dichos actos vandálicos, porque es lo que son, colgando una foto en su cuenta oficial en la que se podía ver una farola repleta de pegatinas. El rapapolvo para el responsable de las redes sociales de la entidad andaluza debería ser ejemplar e incluso exigiría a LaLiga que interviniera de manera contundente. Pavonearse de algo así, lo que faltaba.

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