No hay excusa posible que sirva para justificar la quinta derrota en casa en un proyecto que aspira a llegar a la ACB. Si ya es un fracaso estar casi sin opciones de ascenso directo cuando todavía quedan doce partidos para el final, el mensaje que envía estas últimas semanas no invita al optimismo. Es tiempo de dejarse de buenas palabras y de autocríticas vacías. El B the travel brand tiene un problema que debe solucionar.

Hay que hablar del bajo rendimiento de algunos de los jugadores que deberían marcar diferencias y, por supuesto, del entrenador, que está siendo incapaz de dar con la tecla. Ha fichado lo que ha querido de la categoría, pero no se nota. Y esto no es culpa de Subías ni de Boscana.