Rubiales se está convirtiendo en un especialista en montar pollos. Con Tebas, con las futbolistas y ahora con Robert Moreno, una víctima en toda esta historia.
Resulta cuando menos sorprendente el relato contado ayer por el presidente de la Española de que fue el propio Moreno el que dijo que no quería continuar tras hablar con Luis Enrique. Si así hubiera sido, no se habría negado a dar la conferencia de prensa tras la goleada a Rumanía ni hubiera enviado a dos abogados a su reunión con Rubiales.
Una vez más han fallado las formas. Moreno no se merece esta salida de la selección, con la que ha cumplido con creces. Rubiales necesita urgente un buen curso de diplomacia.