Las calles de Magaluf quedaron desiertas y numerosos cánticos empezaron a dar forma al arranque inminente entre Colombia e Inglaterra. El griterío inglés cantando el football's coming home al unísono vino precedido con el himno que venció a los numerosos altavoces y tres pantallas gigantes repartidas en uno de los puntos neurálgicos de Punta Ballena. Los más de 1500 ingleses congregados vivieron unos octavos de final taquicárdicos, concluyendo el pase en la tanda de penaltis.

Entre la marabunta anglosajona se encontraba Jack Walsh, un inglés de Chester que, como la gran mayoría de los asistentes, vivió el partido de octavos del Mundial entre amigos y la cerveza presente ejerciendo de refrigerio. La energía desprendida en la zona de Calvià llegó al combinado nacional que arrancó echado arriba encerrando a los colombinaos.

Tras una primera parte capitaneada por el control inglés aunque a la par en ocasiones, llegó la jugada que desencadenó un penalti de libro de 'la Roca' Sánchez sobre Harry Kane. El punta inglés no perdonó, se adelantó Inglaterra y Magaluf se vino abajo.

Sin embargo, la alegría se detuvo en la última jugada del tiempo reglamentario cuando, en un córner, Yerri Mina empató. Punta Ballena enmudeció de repente. Muchas manos inglesas a la cabeza viendo cómo los colombianos frustraban el pase a cuartos, aunque la lotería de los penaltis fue inglesa estallando Magaluf de gozo entre cerveza derramada.