Y ahora el Barcelona. Con el caos institucional que está viviendo el Mallorca, los rojillos visitan esta tarde (20 horas, Camp Nou) al vigente campeón de Liga, Copa y ´Champions´ y actual líder. La mejor noticia es que están con la moral por las nubes al ocupar la quinta plaza de la competición, a pesar de que lejos de Son Moix bajan considerablemente el listón. Pero el encuentro de hoy no entiende de clasificaciones para los isleños. Ni de rachas. En un escenario como el blaugrana es complicado que los futbolistas se acuerden de su enfado con la propiedad del club.

Es un partido para los futbolistas. Son conscientes de que si cuajan una buena actuación pueden ganar más prestigio a nivel nacional que si están entonados durante el resto del campeonato. Tanto a nivel individual como colectivo. El compromiso que han demostrado con el escudo que llevan en el pecho tendrá todavía más alicientes para aumentar sus prestaciones. Medirse a los Messi, Xavi, Ibrahimovic y compañía motiva a cualquiera. Y superarles aún más.

Manzano ha recuperado a tiempo a Mattioni, que ha padecido molestias en la rodilla durante toda la semana. Si le incluyó ayer en la lista es porque tiene intención de hacerle jugar. El lateral derecho maravilló en su estreno como titular en Liga ante el Racing, por lo que presumiblemente se ha ganado la continuidad a costa de Josemi. Ramis, ausente por sanción frente a los cántabros, regresa a la titularidad. El técnico ya dejó claro el jueves que no va a poner ningún autobús para frenar al Barcelona. Alineará el clásico 4-4-2, con Webó y Víctor en punta de ataque y con Varela en la derecha como gran novedad. El andaluz aportará más fuerza que Julio Álvarez al centro del campo. El preparador dejó entrever que se van a preocupar mucho de cortar la conexión de Xavi e Iniesta con Messi, Ibrahimovic y Henry.

Los catalanes no saben lo que es perder en el torneo doméstico en casa, aunque en los últimos encuentros no se han mostrado tan apabullantes como acostumbran, a excepción del triunfo contra el Zaragoza (5-1). El espíritu del Calderón está presente. No hay nada que perder.