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Julio Basulto, dietista: «Los niños comen mierda»

Julio Basulto, autor del libro ‘Come mierda’, junto a un comercio de verdura fresca. JORDI RIBOT / ICONNA

El dietista-nutricionista Julio Basulto (Barcelona, 1971) «alucina» cada día al toparse con personas que consideran que «el consumo de productos como el chocolate y el vino o incluso la miel, que es prácticamente azúcar, mejoran la salud». Autor de numerosas obras divulgativas, acaba de publicar Come mierda (Vergara), un provocador manual que tiene objetivo no solo recomendar que comamos más sano, sino que reduzcamos la cantidad de «productos perjudiciales» que nos metemos cada día entre pecho y espalda. A lo largo de sus más de 300 páginas, Basulto realiza un diagnóstico inmisericorde del actual patrón de alimentación en nuestra sociedad derribando ideas firmemente asentadas en el imaginario colectivo.

Durante años, los mensajes de las autoridades se han centrado recomendar que comamos alimentos saludables, algo que, en opinión de Basulto, resulta poco efectivo. «Esto ha traído consigo pequeños incrementos en el consumo de frutas y verduras pero hay que ir por otro lado: lo que hay que decir a la sociedad es qué productos son malsanos para reducir su consumo. Tienes que ser consciente de cuáles son los subproductos que son peores para tu salud. ¡Y esos son los ultraprocesados!

Basulto refleja en el libro que más de un tercio de las calorías que consumimos a diario los españoles provienen de este tipo de subproductos que se resisten a una definición única: «Hay una que se acerca bastante y que dice que un ultraprocesado es todo aquel en el que nos resulta difícil decir los ingredientes que lo forman».

La cuna de la dieta mediterránea, la huerta de Europa… España siempre ha sido considerado como uno de los países en los que mejor se come del mundo. Sin embargo, Basulto resalta que es «una ciénaga de alimentos, o un lugar en el que, aunque existe la posibilidad de comprar comida saludable a un precio razonable y de acceder a ella con facilidad, hay una monstruosa inundación de productos malsanos que hace que sea más fácil que acabemos comprando uno de ellos que una manzana o una lechuga».

Durante su investigación para escribir Come mierda, Basulto comprobó que el número de anuncios de productos malsanos en los barrios ricos es mucho menor que en los barrios pobres, sometidos a «los mensajes de un marketing agresivo y depredador que promociona productos de mala calidad con envoltorios llamativos y coloridos». Por tanto, comer bien es también una cuestión de clase social.

Julio Basulto, dietista: «Los niños comen mierda»

Julio Basulto, dietista: «Los niños comen mierda»

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Una de las armas más efectivas de ese marketing es el efecto halo que hace que «si ves que unos cereales de desayuno o una pieza de bollería están enriquecidos con hierro, vitaminas o fibra… tiendes a pensar que ese producto es saludable cuando no lo es». Por así decirlo, ese halo nos deslumbra llevándonos a comer un ultraprocesado que, en realidad, «es rico en sal, azúcares y grasas».

Bayas de Goji, semillas de chía, kombucha… cada día un nuevo producto supuestamente milagroso aparece en escena para prometer el oro y el moro a cambio de su consumo. «De nada sirve consumir alguno de ellos si continuamos incluyendo en nuestra dieta productos malsanos», comenta el nutricionista. Dicho de otro modo: «¿Existe Superman? No. ¿Y los superalimentos? Pues tampoco».

Y los probióticos también se llevan unas cuantas «bofetadas» de Basulto: «Se dedican millones a su promoción y a realizar estudios que no han terminado por demostrar que tengan beneficios para la salud de la población en general».

En el libro, Basulto da algunos datos que sobrecogerán a aquellos que piensan que «no pasa nada» por tomar «una cervecita al día». En 2020 se detectaron 41.300 cánceres entre aquellos con un consumo de alcohol leve y la cantidad se eleva a 100.000 entre los que tuvieron un consumo moderado.

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