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La humedad de Mallorca deteriora el amarillo de Miró

Las condiciones ambientales y el método de fabricación del pigmento provocan que el color pierda intensidad y se vuelva polvoriento, según la investigación de la restauradora Mar Gómez

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La humedad de Mallorca deteriora el amarillo de Miró B. Ramon

Las condiciones ambientales y el método de fabricación del tipo de pigmento amarillo que usaba Joan Miró provocan el deterioro de este color en la obra del genio afincado en Mallorca. Es una de las conclusiones del proyecto de investigación de la restauradora Mar Gómez, ganadora de una de las becas Pilar Juncosa. Este miércoles presentará los resultados de su trabajo en la Fundació Pilar i Joan Miró, con inscripción previa. Pese a que es uno de los pintores más destacados del siglo XX, apenas se habían estudiado las técnicas y materiales que utilizaba, por lo que la especialista se adentró en este aspecto a nivel científico y empezó inventariando 175 tubos de pintura, además de paletas, pinceles, platos con mezclas de productos, palos para removerlos, telas sin pintar, botes de aceites, colas, disolventes y materiales para imprimación.

Tras esta primera fase, Gómez llevó a cabo dos investigaciones: «Por una parte, hemos resuelto incógnitas sobre los materiales utilizados en determinadas obras de arte; y por otra, hemos cogido muestras de amarillos y han sido analizadas para averiguar por qué se degradan en algunas obras. Es algo llamativo, ha ocurrido en 26 pinturas de la colección, donde el color ha perdido su intensidad y se vuelve casi blanco. También es más polvoriento, ya que se queda sin consistencia y no se adhiere», especifica quien ha trabajado mano a mano con el restaurador de la Fundació en Palma, Enric Juncosa Darder

La galardonada con la beca de investigación contó con la ayuda de la Universidad Politécnica de Milán, que tiene una especialista doctorada en el pigmento que empleaba Joan Miró. «Entre otras cosas, ha estudiado los métodos de síntesis para ver por qué unos amarillos acaban deteriorándose y otros no». Mar Gómez destaca que «la fabricación del pigmento es un factor determinante, pero también influyen enormemente las condiciones ambientales a las que ha estado expuesto», añade en referencia a la humedad de Mallorca.

Este problema «lo han sufrido obras de Picasso y Matisse, entre otros, aunque fueron pintadas a principios de siglo, y el hecho de que esté ocurriendo en trabajos de Miró de la década de los 70 fue de gran interés para el Courtauld Institute of Art, en Londres, que había publicado unos estudios previos sobre el tema», tal como detalla la restauradora. Por este motivo, obtuvo su colaboración para investigar las causas y gracias a la prestigiosa institución pudo concluir su trabajo. La intención es publicar los resultados en una revista científica «debido a que puede ser útil para otras personas que estén analizando procesos del mismo tipo». 

Respecto a las incógnitas sobre los materiales que el artista usó en diversas obras, Gómez y Juncosa llevaron a cabo una selección y en total recogieron 27 muestras para que el departamento de Química de la UIB (Universitat de les Illes Balears) las resolviese. Tal como explica el especialista, «a veces surgen dudas sobre si un color es óleo, acrílico o esmalte sintético, por ejemplo; y determinar estas técnicas es muy importante para realizar una futura catalogación y entender posibles deterioros para acometer restauraciones», indica el experto de la Fundació.

Rojo cadmio y azul cerúleo

La investigación también sirve para saber qué colores eran los más utilizados por Miró, ya que no son cualquier rojo ni cualquier azul, sino el cadmio y el cerúleo. «Muchos de los tubos tienen esos pigmentos, lo que se refleja en sus pinturas y queda documentado con el inventario fotográfico», tal como señala Gómez, a quien le gustaría realizar un análisis de las etiquetas para conocer en detalle la procedencia del producto. Dice que en algunas obras empleaba la marca La Pajarita, «su favorita», y para las otras encargaba material originario de París. «La calidad siempre era buena y cuando las pinturas sintéticas irrumpieron en el arte en los años 60, Miró las empezó a utilizar con cautela y mezclándolas con óleo». 

Toda la información sobre los materiales que usaba es además «muy útil para autentificar sus obras de arte». Los que el genio catalán afincado en Mallorca no llegó a estrenar y se encontraban almacenados en Son Boter dieron a Mar Gómez una grata sorpresa. «Había una caja enorme con una gran cantidad de tubos de colores de un pedido que debió de hacer en los años 60, según la etiqueta, y muchos no los utilizó nunca», concluye como anécdota.

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