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Música

Miguel Ríos: "Estamos viviendo tiempos llenos de ruido, odio y mentiras"

El próximo día 13 de febrero el veterano músico y los Black Betty Trio ofrecerán en Palma el concierto que tuvieron que aplazar programado para el día 5 por un caso de covid en la banda

Miguel Ríos

Primero de todo, ¿cómo se encuentra el músico de su banda que dio positivo la pasada semana y que le obligó a aplazar su concierto en el Auditorium?

La verdad es que hablé con él el día que me enteré y me dijo que estaba muy asintomático. Confío en que haya mejorado.

La primavera se estrelló en un hospital”, entona en ‘La estirpe de Caín’, una de sus nuevas canciones, ¿una necesaria reflexión sobre la pandemia?

La pandemia no me ha inspirado, en todo caso la actuación de alguna gente en la pandemia. La estirpe de Caín es una canción que en cierta forma obedecía a una especie de contrasentido que estaba viviendo en mi vida. Por un lado, darnos cuenta de que había venido algo que era mucho más grande que nosotros, algo que actuaba a nivel planetario, y también por otro lado, la actitud que teníamos de felicitar a la gente que estaba en los momentos más duros, jugándose la vida en trabajos que regularmente son bastante despreciados, o por lo menos administrativamente un poco menospreciados.

Los héroes cotidianos quieren respirar...”

Sí. Los aplaudíamos, a las ocho de la tarde, en una especie de fervor colectivo. Y de pronto, cómo la política interviene para que a las nueve de la noche al mismo tiempo se empiece a utilizar esa desgracia colectiva con fines políticos, lo que fueron las caceroladas. Todo eso ya empezó a revolverme un poco los sentimientos y me llevó a la reflexión del tiempo que estamos viviendo, un tiempo realmente lleno de ruido, odio y mentiras, con dificultad para poder enfrentarlo, en el sentido de que no hay cauces, porque se ha adueñado también de los vehículos que tienen los ciudadanos para mostrar su opinión, que son los medios de comunicación. Estos pertenecen ya a uno de los bandos en contienda, en general, porque hay periodistas que tienen convicciones.

¿Cree que la confusión se ha adueñado de todo?

Todo está muy confuso. No sabes si lo que prima es el interés general o el particular, si de verdad eso que se oyó decir una vez: que se joda todo para que ya vendremos nosotros y lo arreglaremos tiene sentido en un mundo en el que hay seres humanos que sufren y en el que hay una desigualdad rampante, que te enteras de que los bancos han ganado más dinero que nunca mientras están cerrando las oficinas y la gente que no está ducha en labores cibernéticas está absolutamente perdida.

Hace once años anunció su retirada. ¿Qué le ha devuelto a los escenarios?

Quería escribir canciones nuevas que tuvieran algo que ver con el desarrollo de mi carrera, no como crooner, sino como creador y de pronto me di cuenta de que era estirar el chicle. Tenía 65 años entonces y pensé que hacer otras cosas también estaría bien. Lo intenté. Estuve un tiempo pensando que era un jubilado y de hecho me di de baja en todos los estamentos. Me puse a escribir las memorias, pero mientras me llamaban los compañeros para que cantara con ellos, o para algunos actos solidarios y tal. De pronto vino El gusto es nuestro (el 20 aniversario) y después, lo de la sinfónica (en 2018 publicó Symphonic Ríos). Y empezaron a salir canciones con José Nortes, una persona con la que trabajo mucho. No podía mantener más la retirada, tengo que volver, me dije, aunque me pongan colorado y digan que soy como los toreros, que se retiran y vuelven.

Probé el veneno y no me quiero curar”, confiesa en ‘Hola Ríos, Hello’.

Yo es que me encuentro bien. Creo que estoy cantando bien y hemos hecho canciones que nos representan ahora, como hice en su día, hace 30 años, que me representaban entonces. Y que he encontrado una fórmula novedosa para mi carrera, que era salir en plan acústico. Nunca lo había hecho. Siempre había soñado con un concepto como este, y yo vivo de esto, y ahora me he dado cuenta de que también vivo por esto. También me gusta mucho mi oficio.

Como se explica eso, usted que lo ha probado casi todo, ¿por qué nunca se retó en un disco acústico?

Hice discos cercanamente acústicos, como los de la orquesta sinfónica o una gira que hice con una big band. Estas nuevas canciones, como Esplendor en la hierba o El blues de la tercera edad, demandaban eso. Ahora tengo la libertad de hacer lo que quiera, no hay una compañía detrás con obligaciones contractuales. Ahora soy mucho más libre y nos ha salido esto. Y hemos aprovechado y hemos dicho: bueno, pues vamos a tocar. Y podemos tocar porque la gente quiere venir a verme, y eso es la razón de ser de un músico, tener gente que quiera escucharle. El hallazgo de este nuevo lenguaje me ha permitido otro nuevo intento.

Acústico, pero electrizante, como dijo el crítico musical Jordi Bianciotto.

Ese titular me emocionó mucho. Me pareció muy generoso por su parte. La suya fue una crítica con la que estoy de acuerdo. Es un concierto acústico pero metemos la emocionalidad de la electricidad. Con los Black Betty Trio tocamos el Bienvenidos contando con que el público es la batería. Realmente la música despierta una complicidad tan importante que el tempo lo lleva la gente, con las palmas, con los cantos. Eso a mí me electrifica, me pone on fire.

Antes me comentó que cree que está cantando bien. El actor Juan Echanove, que aparece en el videoclip de su single Que salgan los clowns, afirma que su voz es “titánica, indestructible”.

Juan (Echanove) es un amigo muy generoso (risas). Vocalmente me encuentro con unos registros que antes no tenía. No son mejores, son diferentes a lo que tenía, por ejemplo, cuando hice el Rock&Ríos, que por cierto, voy a volver a hacer ahora 40 años después. Cuando escucho ese disco ahora me duele la garganta, solo de oírlo. No tenía los registros que estaba dando. Sin embargo ahora considero que tengo una voz más hecha, más armonizada. Por eso ahora cuando me enfrente a esa efeméride lo voy a hacer con muchos compañeros intergeneracionales.

Un 40 aniversario, el del Rock&Ríos, que llegará los días 11 y 12 de marzo en el WiZink Center y para el que casi ya no quedan entradas. ¿En qué estado emocional llega a ese desafío?

Creo que tendré la suerte de que esta ola (la sexta, de la pandemia) se atenuará en dos semanas y tendremos una sensación de normalidad. Nuestra vida no volverá a ser normal nunca, y ya sabiendo que estamos expuestos a otros tipos de accidentes naturales, o tomamos medidas y nos reeducamos como sociedad, y consumimos menos y respetamos más el planeta, o no sé qué pasará. En el Rock&Ríos voy a reunir una banda que no hemos tocado en 40 años pero son músicos muy responsables. Hay mucha ilusión y sobre todo tengo mucha alegría por haber cumplido un mandato sotto voce que oía de mis fans y mecenas: haz el Rock&Ríos, reúne otra vez a la banda. La gente ha comprado las entradas de una forma increíble, y como conozco mi propia trayectoria y sé de lo que puedo ser capaz, creo que vamos a lograr un grandísimo espectáculo. Viendo cantar como canto ahora, había que hacerlo ahora o nunca. No podré mantener siempre este estado de forma, porque esto es biología. Ahora mismo solo vivo exclusivamente para el Rock&Ríos.

Cuando usted empezó en Inglaterra todavía no habían grabado ni los Beatles ni los Stones. ¿Hasta el final quedan sueños por soñar?

Sí, sí, sí, eso es fundamental. La vida que ahora vivo nunca la había vivido pero es la misma que empezó un 7 de junio en Granada, en 1944. Yo sigo siendo exactamente la misma persona que era, esencialmente soy el mismo trozo de carne. Está claro que sé más de ciertas cosas pero de cómo voy a desarrollarme los años que me quedan de vida, eso es una incógnita, como lo fue hace 30 años. Y quiero rellenar esa incertidumbre con sueños, mientras el cuerpo aguante. Sueño con dar un concierto acojonante el día 13 en Palma.

¿Se ha planteado decirle no a Spotify, como ya han hecho Neil Young o Joni Mitchell?

Todas las compañías de discos que tienen obra mía, que son tres, Warner, PolyGram y Sony, la tienen colgada por su cuenta, pero yo también tengo mucha obra mía, y lo que me liquidan por meses es para decirles: oiga, por favor, no me humillen tanto. Al sacar el primer single de Un largo tiempo tuve casi dos millones de escuchas y me dieron unos céntimos por ello. Da ganas dejarlo pero: ¿Dónde me oirían entonces? Los músicos somos el último mono. 

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