Lo importante es el presente y el futuro; el pasado no importa. Esta es una de las máximas del artista Albert Pinya, por eso no quiere hablar de amores de verano del pasado, sino sobre cómo conoció a la que es su compañera desde hace más o menos un año. La primera vez que la vio fue en el restaurante Ben Trempat, en Palma: "Me fijé en ella y resultó ser la cocinera y la propietaria del local, junto a su hermano. Hablamos poco pero fue muy simpática. Y ya está. Yo estaba con unos amigos y nos fuimos". Pasaron meses hasta que volvieron a coincidir, y justo fue el verano del año pasado. Pinya fue junto a un amigo al concierto de Meneo en ses Voltes, que actuaba en el Atlàntida Film Fest. "Después del concierto, yo y mi amigo quemamos Palma. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos", recuerda el artista. Sobre las cinco de la madrugada entraron en un local donde, justamente, estaba la cocinera y propietaria del Ben Trempat, y Pinya no dudó en saludarla. "Tengo la manía de mirar al suelo en las discotecas, y justo me encontré un billete de 20 euros". No podía pasar otra cosa: le preguntó a la chica si quería tomar algo, ella aceptó y empezaron a charlar. Cerraron el local sobre las seis, y en ese momento fue ella quien les invitó a algo: a una fiesta de día en un pueblo cerca de Palma. "Compramos comida y partimos a la fiesta. Sobre las diez de la noche nos quedamos ella y yo solos". Se miraron, se besaron, se abrazaron. "Y así estuvimos durante tres días. No de fiesta, pero sí juntos", explica, divertido, el artista. Tres días que aún duran y una fiesta en la que nadie ha parado la música. Debe ir muy bien, porque Pinya es claro con esto del amor: "Hay que hacerlo fácil. El amor tiene que aportar lo contrario a dificultades. A la mínima que veo que se complica corto por la sano". En el plano amoroso, asegura que admira a Joan Miró no solo como artista, sino por haber tenido la capacidad de haber estado con la misma mujer toda la vida. "En estos tiempos frenéticos es algo impensable, me parece que la monogamia es casi transgresión". Y dice del sexo que "está muy sobrevalorado".

P ¿Una relación es un contrato?

R Cuando es un contrato está muerta. No tenemos que considerarlo algo tan burocrático, sino algo más libre. Es importante que uno no se olvide de uno mismo, a veces proyectamos más la felicidad en la otra persona y nos olvidamos de quienes somos. El poeta Àngel Terron siempre me decía que los matrimonios son como una empresa, y a mí no me gustaría ver esto en mi vida. Yo puedo tener pareja, pero cada uno vive en su casa, respetamos nuestros tiempos. Tengo claro que no he venido a ser el mejor padre ni el mejor novio ni el mejor marido, mis objetivos son otros. Mi modelo de pareja es muy diferente al tradicional, no es tan clásico ni conservador. La libertad es clave.

P ¿Está bien decir que las parejas fracasan?

R Una relación fracasa cuando uno quiere que fracase, no porque una pareja esté condenada a ello. Hay que cuidar el vínculo, es como regar una planta. Hay que dar y recibir, y ser empático, es básico saber ponerse en el lugar del otro, siempre sin olvidarse de uno mismo.

P ¿Cuántas veces se ha enamorado?

R Es difícil. Yo estoy enamorado de mi trabajo. Por suerte he conocido a personas que me han enriquecido y con las que hemos decidido acompañarnos durante un tiempo. Siempre pienso que el mejor amor es el que estás viviendo ahora mismo o el que tiene que venir. No me gusta pensar en lo que ya ha pasado. Cuando era pequeño escribí 'de amor a desamor tan solo hay una s'. Quiero decir que el momento de caer en el abismo puede ser de la noche a la mañana. Así que pensar en el pasado es cosa de tontos.

P ¿Ha utilizado Tinder o aplicaciones para ligar?

R No, nunca. No tengo ni WhatsApp. Me gusta la seducción, soy de la vieja escuela. Hablar, observar, tocar, mirar. El mejor lugar para ligar es el bareto y el copeo. Una cervecita te quita un poco la vergüenza y te da algo de seguridad. Soy algo anacrónico, lo virtual me parece frío.

P ¿Tener sexo con una amistad puede afectar a la relación?

R Puede ser muy bonito, no me parece mal. Pero la comunicación es fundamental. A veces la amistad tiene que celebrarse con un buen cacahuete.

P ¿El verano invita a vivir grandes historias de amor?

R El amor no tiene estación. Uno tiene que estar atento a la seducción y tenerlo todo a punto porque nunca se sabe. Aunque es verdad que el verano invita a estar menos encorsetado, a estar más suelto, y siempre suelen salir muchas aventuras e historias.

P¿Elegimos de quién nos enamoramos?

R Cada uno tiene sus arquetipos de personas con las que te gustaría compartir aficiones, objetivos, inquietudes, gustos... Sí que creo que lo elegimos. A veces he estado con chicas que eran increíbles, pero no me he enamorado de ellas. Muchas personas viven engañadas en sus relaciones, muchas personas aguantan por el qué dirán, hay mucha fachada y superficialidad, muchos aguantan de cara a la galería. Esto es una de las grandes desgracias de los seres humanos. Seríamos más felices si nos comunicáramos más y tuviéramos más amplitud de mirada. El gran problema es que la gente no sabe estar sola, por eso hay matrimonios infelices. Lo cómodo y lo fácil es tener pareja. Y a mí esto me indigna.