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Arte

Miquel Segura: Un viaje a la simplicidad

El artista transita desde hace décadas entre la pintura y la cerámica y reclama para esta disciplina un lugar en el arte contemporáneo

Encara més humil, esta frase, escrita sobre un pedazo de papel, visible en uno de los rincones del estudio de Miquel Segura, se exhibe como recordatorio de cuál es su intención en el arte. Formado en la antigua escuela de artes de Palma, Miquel Segura (Palma, 1961), transita desde hace décadas entre la pintura y la cerámica, dos formas de expresión que no sabe y no quiere separar, que se complementan y se retroalimentan. A ambas ha ido despojándolas durante años de elementos superfluos, para quedarse con lo esencial, para abrazar esa humildad. Para Segura, la conexión entre sus cuadros y sus cerámicas es evidente. Compara lienzos y piezas de gres en los que se repiten colores, texturas o motivos. También conviven en sus exposiciones. El artista está preparando dos muestras que se inaugurarán en breve. El 8 de febrero en la Agrícola de Manacor, donde predominará la pintura; y el 15 de marzo en el CCA de Andratx, en la que exhibirá piezas cerámicas.

Miquel Segura trabaja en un antiguo celler de Santa Eugènia, un espacio abovedado que data del siglo XVII en el que suena la música de Erik Satie. Pinceles, tubos de pintura, lienzos, todo tipo de piezas de cerámica y utensilios para trabajar el barro se distribuyen aquí y allá en un orden cálido. Con dos zonas de creación bien diferenciadas en este espacio físico, para Segura, también hay una distinción clara en el modo de abordar ambas disciplinas: "La pintura es más mental y la cerámica más táctil y sensual, te dejas llevar por ella", explica Segura. Sin embargo, admite que es difícil combinar los dos ámbitos en los que se expresa: "No hay nunca un equilibrio", reconoce. "Ahora tengo muchas ganas de pintar y muchos encargos de cerámica", se lamenta aunque enseguida remata: "Cuando sale trabajo hay que aprovechar, el mundo del arte está muy difícil". Este repunte de trabajo le hace pensar que la cerámica empieza a ser valorada como se merece: "Necesita salir de la tradición para entrar en el arte contemporáneo", dice Segura, quien se ha acercado a esta disciplina a través de los modos y las técnicas orientales. Cree que nuestra tradición necesita renovarse, beber de los conocimientos de Oriente que "nos lleva siglos de ventaja". De allí toma Segura la temperatura de cocción, el uso del gres y, en menor medida, de la porcelana. Sin embargo, la sencillez que puede transmitir una simple pieza de cerámica, un bol para la ceremonia del té o un plat de peix, tiene detrás una serie de técnicas precisas, de conocimientos de química y mucha investigación e innumerables pruebas para dar con colores y texturas.

Segura no renuncia a la utilidad de sus piezas de cerámica y no ve incompatible su uso con su exhibición como obra única. Apunta que es precisamente esa utilidad la que le confiere belleza a estos objetos, al haber prescindido de lo superficial y quedarse solamente con lo esencial. Este es el camino que también ha recorrido el artista. "Ser simple es muy difícil", reflexiona el artista. Dice que utiliza "una paleta de color austera porque la humildad es muy importante". Centrado en la serenidad que le aportan los blancos y grises considera que "la figuración es una anécdota. La pintura tiene entidad propia y no necesita contar historias. Te conmueve o no", concluye.

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