Hablar de Miquel Serra (Eivissa, 1975) es hablar de su hermano Joan, fallecido prematuramente, a quien le debe el ser músico. Si en el documental Els ulls s'aturen de créixer (Javier García Lerín, 2018) el músico mostraba esta íntima relación fraternal, en su nuevo disco L'elegància dorm (Foehn, 2019) habla sin dramatismo de la ruptura con su pareja.
P ¿Se siente cómodo abordando una temática tan personal?
R Éste es un disco muy confesional. Le encuentro el gusto a decir las cosas con un enfoque un poco diferente del habitual. Ha habido cosas que son tan personales que he visto que no se tenían que incluir. Pero sí que me gusta porque es muy real y muy honesto, si lo dices de una forma que tenga gracia, que sea verdadera, que sea esencial. Es una experiencia que sabes que miles de personas tienen y que tú has encontrado una manera propia de decirlo. Para empezar, escapas del drama. Por ejemplo, si quiero hablar de Joan, que ya no está, pues evoco una escena que describe muy bien o la relación, o a Joan como era y me quedo ahí. Es como un pequeño cuadro.
P ¿Su hermano Joan sigue muy presente en su obra?
R Siempre reivindico a Joan. Es quien me introdujo en el mundo de la música y del arte y si hago música es por que tuve a alguien a mi lado que me servía de ejemplo. Veo que pasan los años, que voy haciendo discos y que la vigencia de su música, para mí, continua ahí. Voy caminando y veo que la calidad de su obra continúa estando a la altura. Y es por eso que voy haciendo entradas, que lo rememoro y lo nombro a menudo, también es una cuestión de justicia artística.
P ¿Cómo lleva lo de poner letra a las canciones?
R Cuido mucho la letra porque sé lo importante que es, pero para mí es un mal necesario, porque lo que me gusta es componer la música, pero hay un texto por llenar. Antes ese texto me daba miedo. Ahora ya no. Las letras las escribo siempre después de la música porque me parece imposible hacerlas antes. Para mí supone mucho más trabajo escribir una letra que una música. Por eso he de estar convencido de que vale la pena.
P ¿Qué sonido buscaba para L'elegància dorm?
R Este disco surge un poco como reacción al anterior, a la hora de producirlo. Estaba un poco cansado de todo el trabajo que hicimos de estudio y me apetecía hacer algo básico, como de retorno. Le pedí a Jorra Santiago, guitarra, y Miquel Perelló, batería, si me ayudaban a preparar unas cuantas canciones con la estructura básica de una banda de pop. Pero estas cosas no las piensas. Tienes ganas de hacerlo y ya está. Cuando alguien te lo pregunta, empiezas a querer interpretarlo y es la primera vez que tú también te lo preguntas. Para mí tampoco es tan importante.
P Repite productor y músicos.
R Porque son los mejores y porque ya tienes un lenguaje compartido que facilita mucho las cosas. Con la música siempre te comunicas con sensaciones, con intenciones, con la esperanza de que el otro te haya entendido. Cuando los otros saben muy bien lo que tú quieres y tú sabes lo que te ofrecen, todo es más fácil y no digo que no se tenga que cambiar y en este disco hay gente nueva, pero la base es la misma.
P ¿Volverá a tocar en directo?
R Antes no lo disfrutaba mucho, pero ahora sí. De hecho, nunca lo había disfrutado tanto. Es porque suena bien y nosotros tres lo cuadramos, la cosa sale bien sin demasiadas complicaciones, tenemos un punto chulo. Antes era un punto de no estar convencido, de hacer pruebas, pero ahora no.
P ¿La simplificación le ha ayudado a volver a los escenarios?
R Con el disco anterior era una complicación. Hacíamos muchos ensayos, nunca quedaba como en el disco y no estaba satisfecho. Ahora todo es más fácil, hemos decidido simplificarlo y era la condición para poder hacer conciertos, no ir con una banda tan grande ni con un sonido complicado.
P ¿Su motivación para hacer música reside en la oportunidad de expresarse, de ser honesto?
R La honestidad es algo que doy por supuesto. La motivación la tengo en el placer. Es un placer hacer una canción que te gusta. Es algo que buscas, que te llena. Hacer una canción que consideras de mérito: esta es la motivación.
P Y ese placer ¿es igual a la hora de componer, grabar y tocar?
R El placer es componerla. Grabarla puede ser un tormento e interpretarla una frustración absoluta. Esto a va así. Del inicio al final de la obra has cambiado, y hay cosas que no te encajan y aquí es cuando le digo a Pep Toni [Ferrer, su productor] que tenemos que volver a grabar y él dice: "Me voy afuera a fumar, ahora no puedo asimilar esta noticia".
