Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Escultura de Lipski en la Galería Maior, en Palma.Aina Ferrero Horrach

Arte Crítica

Y a pesar de todo... No puedo dejar de mirarte

Título exposición: Skin and Stone

Galería Maior, Palma

***Artista: Edward LipskiFecha cierre: 10 de noviembre

Como espectador, lo mejor que te puede pasar cuando visitas una exposición es que no te resulte indiferente. Puede ser incluso que no sepas identificar qué es lo que tiene una determinada muestra para que haya conseguido llamar tu atención por encima de otras. Aparentemente no hay razones objetivas; las subjetivas lo son todo. Esto es lo que sucede en parte con la exposición Skin and Stone de Edward Lipski en la Galería Maior de Palma.

El artista británico (Londres, 1966) expone en la galería mallorquina una serie de esculturas inspiradas en referencias visuales antiguas, modernas y postmodernas, pasadas, sin embargo, por el tamiz del lenguaje contemporáneo. Perros egipcios, cráneos, plantas, espejos, herramientas primitivas... todo ello conforma una imaginería sin ningún sentido conceptual aparente de conjunto que da forma a una propuesta expositiva que vale la pena analizar.

No se puede decir que las esculturas de Lipski sean bonitas, porque no lo son. Tampoco se puede decir que sean especialmente originales, ni que encierren un significado profundo o que técnicamente sean impecables. Sin embargo, hay algo en estas piezas que hace que uno se quiera quedar delante de ellas como para intentar descubrir algún tipo de misterio que ni siquiera ha sido planteado.

Para el artista, sus esculturas son errores de la misma manera que el lenguaje es en sí mismo un tipo de error; un intento de describir el mundo condenado al fracaso. Ciertamente sus esculturas responden a este enunciado. Hay algo grotesco en ellas, hay una cierta imperfección expresiva y hay también una especie de incomodidad que se deposita directamente en el subconsciente del espectador. Y es que no sé bien de qué manera ni por qué, pero la verdad es que las esculturas de Lipski consiguen eso que acordamos importante: no resultan indiferentes, lo que ya es un gran mérito.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.