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Entrevista

Jordi Petit: "El Estado español es de los más avanzados en derechos, nadie nos lo ha regalado"

"El futuro no es tanto avanzar como afirmar y asentar lo que hemos conseguido a nivel social"

Jordi Petit hablará hoy en Palma de memoria LGTBI.

Jordi Petit, presidente honorífico de la Coordinadora Gai-Lesbiana de Catalunya, hablará hoy en Flassaders sobre la memoria histórica del movimiento LGTBI en Balears. Petit se centrará en el Front d'Alliberament Gai de les Illes, en la figura de Juan López y también en los hechos de Stonewall de 1969.

P ¿Qué significó lo ocurrido la noche del 28 de junio del 1969 en Nueva York?

R Fue un cambio cualitativo en la actitud de los gays y lesbianas y transexuales que hasta el 69 se adaptaban a la sociedad. Eran los mejores vecinos, a pesar de estar discriminados y ser ilegales. Hemos de dar el salto 50 años atrás para entender la tremenda presión con la que vivían. El cambio que supuso la revuelta de Stonewall fue este: ya no nos vamos a adaptar o a ser sometidos, sino que vamos a transformar la sociedad a través de la visibilidad.

P Desde 1977 está en la lucha activa. ¿Ha habido un cambio de objetivos?

R Los objetivos de los 70 se han cumplido con creces pero lo importante es que en la vida cotidiana se normalice que te puedas besar con una persona del mismo sexo. El Estado español es de los más avanzados, siendo en 2005 el cuarto en reconocer el matrimonio igualitario. Esto es una fortuna que nos hemos ganado desde los movimientos de base, nadie nos ha regalado nada.

P Cuesta creer que hace apenas 40 años se encarcelaba a gente por su orientación sexual.

R La memoria de las personas LGTBI en las cárceles era terrible, con violaciones continuas ante la indiferencia del funcionariado. A veces la gente joven LGTBI desconoce lo difícil que fue enfrentarse al franquismo, a la ley de peligrosidad social, tantísimas personas que fueron a la cárcel, que sufrieron depresión, los suicidios o la gente que abandonó el país. Tampoco han vivido la crisis del VIH-sida. Todo esto no ha hecho mella en las nuevas generaciones porque la transmisión de la memoria histórica no es fácil. Y en eso estamos, para recordar lo que costó llegar hasta donde estamos y darnos cuenta de que todavía queda un largo camino.

P¿Cree que las personas de más edad han podido liberarse del peso de la represión?

R La gente mayor LGTBI se ha beneficiado de estos 42 años de movimiento y ha mejorado su autoaceptación porque el principal enemigo de una persona homosexual o transexual es uno mismo: te aceptas o no te aceptas. El problema actual es la inserción en las residencias y la convivencia. No quisiera ingresar en una dentro de diez o quince años y tener que volver al armario por el rechazo del resto. Es un tema nuevo que ya se ha puesto sobre la mesa y debe ser reconducido.

P ¿Le preocupa la irrupción de la ultraderecha?

R Hay que reflexionar sobre su escaso número de votos. En lo que es la ultraderecha en Europa, España está en la cola. Otra cosa es lo que yo llamo 'trifachitos', los gobiernos de tres derechas donde el PP y Ciudadanos blanquean lo que es la ultraderecha. Pero el problema es que los ultras hayan conseguido un altavoz que envalentona a las personas más intolerantes para cometer agresiones que han ido aumentando desde que se formó el 'trifachito' en la Junta de Andalucía. La clave para mí es el cobijo que de forma francamente irresponsable e incomprensible le ha dado el PP, que se designa de centro, y todavía peor, de Ciudadanos, que se autodenomina liberal. Eso no pasa en Europa. Aquí hay un problema de las derechas que están en competencia interna. Desgraciadamente para los derechos de la mujer y del colectivo LGTBI, estamos en una tensión de retroceso o de contención. Por eso yo creo que el futuro inmediato no es tanto avanzar como afirmar y asentar los derechos conseguidos a nivel social.

P ¿Cree posible un retroceso en todo lo logrado?

R Hay una situación de deriva a la extrema derecha , pero hay que resistir y es necesario que salga a manifestarse no solo el colectivo LGTBI, sino todas las personas, porque los derechos humanos son para todos y, en ese sentido, siempre hemos dicho que no hay un derecho más humano que el derecho a amar.

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