En plena revisión de la historiografía del arte y sus relatos patriarcales, en plena efervescencia de los lazos morados, las instituciones museísticas y culturales de la isla siguen estando en deuda con la pintora más importante de Mallorca, Pilar Montaner (1876-1961). Que su obra está escasísimamente representada en los fondos públicos es un hecho. Únicamente el Consell de Mallorca efectuó la compra de un cuadro ( La Española) de la discípula de Sorolla en la época de Maria Antònia Munar. Esta pieza la custodia Es Baluard, museo que expone actualmente en la Sala 1 otra pintura de Montaner, Esperant els nuviis,Esperant els nuviis propiedad de Sa Nostra, ahora Bankia. La otra obra que forma parte de una colección pública es un retrato de Gabriel Alomar donado por la familia al archivo municipal de Can Bordils.

Sus nietas Elvira y Catalina Sureda reivindican la figura de su abuela, les preocupa que todo un legado pueda caer en el olvido y perderse con el paso del tiempo. "Pilar fue una pintora importante en su época: había pocas españolas y fue la única mallorquina. Expuso en España, Buenos Aires y Francia. En vida recibió buenas críticas, varios reconocimientos y premios", explican. La familia de la pintora -su legado es propiedad de todas sus nietas y otros miembros de la saga- tiene localizadas más de 200 pinturas. "Todo lo nuestro y otras piezas de colecciones privadas están inventariadas", relatan. "Nuestro deseo antes de morir es dejar este patrimonio a una institución para que no se pierda y esté al alcance de todos los mallorquines", sostienen. En este sentido, consideran que sería de justicia que Montaner contara con alguna sala en la isla donde pudieran exponerse sus piezas. Muchas de ellas precisan de una restauración. Y que pudiera editarse un buen catálogo de toda su producción. "Incluso hemos pensado en levantar una fundación, pero es bastante complicado, hay que tener medios", señalan. "U ofrecer parte del legado a un museo de Madrid para restituir su figura y devolverla al circuito expositivo, pictórico y científico", agregan.

Lo que difícilmente se sostiene a día de hoy es que otros artistas que fueron contemporáneos de Pilar y que incluso pintaron con ella cuenten con una presencia muchísimo mayor en las colecciones públicas de Mallorca. "Es el caso, por ejemplo, de Antoni Gelabert", comentan, "con quien participó en 1910 en la Exposición Nacional de Bellas Artes". "En esta cuestión, ha influido el hecho de que ella sea mujer", subrayan.

La figura de Pilar Montaner está siendo recuperada desde distintos flancos en los últimos tiempos, sin embargo, la protección, conservación y difusión públicas de su legado pictórico continúa sin materializarse.

El año pasado, se presentó su vida y obra en una charla celebrada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Hace casi tres años, la escritora Ángeles Caso la incluyó en su libro Ellas mismas. Autorretratos de pintoras. Un estudio donde únicamente aparecen dos españolas, la mallorquina y Lluïsa Vidal. En 2012, Cinètica le dedicó un documental monográfico. En 2010, el Ayuntamiento de Palma publicó sus memorias y presentó una exposición en Can Bordils.

A diferencia de otras mujeres de la época, Pilar Montaner no tuvo problemas para iniciarse en el mundo de la pintura. "Muchas pintoras o eran hermanas de pintores o mujeres de pintores. Algunos cuadros los pintaban ellas y los firmaban ellos. Nuestra abuela tuvo todo el apoyo del abuelo Juan", relatan. "Sorolla, con quien tomó clases, le dijo a nuestro abuelo: 'Tú te ocupas de los niños y que ella pinte'", explican.

La artista mallorquina fue alumna de Antoni Ribas y Ricard Anckermann. Realizó viajes por Europa para visitar los principales museos y colecciones pictóricas. Conoció a Eliseu Meifrén, a John Singer Sargent, a Anglada Camarassa, a Unamuno (a quien retrató) o a Rubén Darío, quien visitó a los Sureda-Montaner en su casa de Valdemossa.

Autorretrato de Pilar Montaner.

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