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Entrevista

Paul Badura-Skoda: "Si hay algo más fuerte que la muerte, eso es la música"

El músico sigue en activo y es uno de los pianistas de su generación con más grabaciones en el mercado

¿Cómo suele estructurar sus clases?

Pretendo ayudar, dar algunas observaciones a cada alumno para que se sienta más cómodo y más seguro ante el instrumento. No me gusta pontificar, solamente aconsejar, como lo hizo conmigo mi maestro Edwin Fischer.

¿Qué les dice a los jóvenes estudiantes de piano?

Que hagan como yo, que no fui ningún niño prodigio, al contrario, venía del mundo burgués y empecé a los seis años sin muchas ganas, pero poco a poco descubrí la belleza y la manera de entender lo que quiere decir el compositor. También les aconsejo que lean sobre cada compositor, sus escritos, sus cartas incluso. En ese material encontrarán ideas interesantes sobre cómo interpretar las composiciones. Para mí también fue muy importante el estallido de la Guerra Mundial para que decidera dedicarme a la interpretación. Sentí que hay algo en la música que puede transformar el mundo, algo espiritual, solamente comparable a la religión, algo que nos sube a otro estado. Si hay algo más fuerte que la muerte, eso es la música. Y la fe.

Usted es uno de los pianistas de su generación con más grabaciones en el mercado discográfico y que además se mantiene en activo.

Tiene razón, creo que he participado en más de cien discos compactos. Y respecto a su segunda cuestión intento seguir tocando y estudiando para que así mi cerebro no se convierta en un fósil.

La música le mantiene joven.

Sí, de verdad es así. Es el remedio también contra enfermedades, y lo digo por propia experiencia. Mis problemas de salud de hace dos años, se solucionaron, en parte, gracias a la música.

Ha elegido Mozart para su concierto de mañana.

Mozart es para mí uno de los grandes, sin duda. Es como un milagro ver cómo ya desde joven pudo escribir tantas y tan preciosas obras. Sus conciertos para piano y orquesta son una maravilla. Perfectos. Esos diálogos entre el solista y los instrumentos son realmente únicos. Schubert, años más tarde, también siguió esa característica, la música como diálogo, como conversación.

Mozart, Schubert y Chopin son los compositores que usted más ha interpretado.

Me siento muy cómodo con todos los grandes compositores, aunque con Chopin mantengo una relación especial. Chopin es la naturaleza del piano, la posición de las manos, de los dedos, todo es tan natural en Chopin que la música aparece por sí misma; cada detalle y cada matiz, son siempre perfectos. Por otra parte desde el punto de finezza musical me siento muy cerca de Mozart y todavía más de Schubert, vienés como yo. El alma de Schubert me parece como la de un hermano.

Durante un tiempo las sonatas para piano de Schubert no se consideraban grandes obras, pero desde no hace muchos años sí han encontrado su sitio entre las obras maestras.

Me satisface que diga esto, pues es del todo cierto. Durante muchos años después de su muerte se valoraba solamente su música para voz, sus lieder, que por otra parte son muy bellos. Pero ahora se han puesto al mismo nivel sus partituras pianísticas y de cámara. Incluso es posible que sea más grande en esa música instrumental que en sus canciones, que por otra parte tienen una parte pianística que va más allá del acompañamiento, como hizo después Wagner con la orquesta, que la situó al mismo nivel que la voz. El piano en los lieder de Schubert nos proporciona un fondo de emoción que añade poesía a la obra. Le contaré un secreto, cuando interpreto las sonatas de Schubert imagino que tienen letra y así el resultado me satisface más.

¿Dónde situamos a Beethoven?

Las sonatas de Beethoven son perfectas. Hay un antes y un después. Con ellas nace el romanticismo. En Beethoven hay un absoluto equilibrio entre la forma y el contenido. Mozart y Beethoven nos gustan tanto porque expresan todo lo que el alma humana puede sentir. Y además de manera tan clara que la emoción está incluso dentro de la forma. Así como podemos considerar la música de Bach como el testamento antiguo, la de Beethoven es el testamento de la modernidad.

¿Qué pensaría Bach, que escribió para el clave, al ver sus partituras interpretadas al piano?

Bach era un hombre siempre abierto a las innovaciones, seguro que aceptaría esas transcripciones, que por otra parte suelen estar muy bien hechas. Bach es único a la hora de hacer cantar al clavicémbalo, lo cual se consigue también con el piano. Bach es de una perfección sobrehumana.

¿Cómo ve el futuro de la música en vivo?

Sin duda hay una crisis de público. Nos estamos acostumbrando a escuchar la música a través de un smartphone, y realmente no es lo mismo, no tiene la calidad sonora de la música de concierto. Y otra cosa es que la música se ha convertido casi en un deporte en el que los músicos jóvenes tienen que competir, aspirando a una perfección técnica y mecánica que en ocasiones no les deja ver la esencia, la emoción. Pero siempre habrá unos pocos que continuarán la tradición. Cómo dijo Alfred Cortot: "Debemos saber pasar la antorcha".

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