La respiración, una "comedia que duele", del dramaturgo Alfredo Sanzol (Madrid, 1972), obra que reflexiona, con cierto tono "fiestero", sobre el amor y la soledad y con la que ganó hace una semana el Premio Nacional de Literatura Dramática, llega al Teatre Principal de Palma este sábado (20.00 horas), en el que será el cierre de una gira de dos años de representaciones y aplausos.
"Con este Premio Nacional he sentido mucho agradecimiento porque se haya galardonado una comedia, que es algo que no suele pasar. El humor se sigue considerando de segundo rango en el ámbito cultural. Creo que esta concesión es una buena noticia para la sociedad en general", afirma el autor distinguido.
"En la cumbre de la cultura -añade- nosotros tenemos El Quijote, que es una obra de humor. El humor tendría que estar más potenciado y reconocido. El humor tiene la facultad de entrar de una manera muy indirecta en la fragilidad del ser humano, en los temas importantes".
Confiesa Sanzol que "los premios siempre son un empujón, te animan para seguir trabajando", en una profesión, la suya, marcada por el éxito -cuatro Premios Max, el Premio Ceres del Festival de Mérida y el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid-, y, "algo muy importante, te dan alegría para compartirla con los seres queridos, que muchas veces se preguntan: Dios mío, qué será esto que hace".
En el adiós de La respiración, su autor y director está viviendo "una mezcla de emociones, desde la alegría, porque la obra ha tenido larga vida, a la nostalgia, ya que el proceso de creación fue muy intenso y bonito", confiesa.
Un proyecto, el de La respiración, que nació a partir de una ruptura sentimental, a modo de una historia romántica para, con humor, "superar el duelo de la separación, aliviar la pena y también curarla, y de reírme de las voces de mi propio ego. Desde que soy espectador y hago teatro, este siempre me ha servido para aliviar la presión de la vida diaria. El teatro me produce un efecto sanador", subraya.
Sanzol fue escribiendo la función al mismo tiempo que se hacían los ensayos, a partir de improvisaciones, todo un ejercicio de riesgo: "Hubo riesgo, sí, pero un riesgo que suele dar muy buenos frutos. Trabajar en equipo y poner las cosas en común te pone en cuestión a uno mismo. Desde que comienzo a escribir me gusta leer lo que escribo, jugar con el material y enfrentarme a las críticas y las dudas que van surgiendo".
El espectador se reirá y se conmoverá al mismo tiempo con "una comedia que duele". Pero "no es un dolor que deja mal cuerpo", aclara, al contrario, "es placentero, como el que te produce el fisioterapeuta", bromea.
Los protagonistas de La respiración son Rosario Pardo, que sustituye a Verónica Forqué, operada de la espalda recientemente, Pietro Olivera, Martiño Rivas, José Ramon Iglesias, Gloria Muñoz, Nuria Mencía y Camila Viyuela.
La música también tiene su papel. "Siempre me gusta que en mis funciones haya canciones. Y En la respiración, que tiene algo de comedia musical, hay dos temas míos que se repiten como leit motiv de la función", indica un dramaturgo que poco a poco va entregándose a la música. "Ahora estoy aprendiendo a tocar la trompeta, el instrumento de la comedia. Es cómica y nostálgica, tierna y muy dura a la vez", afirma.
Sanzol suele viajar con sus obras aunque por motivos "de paternidad" no podrá asistir a la representación del Principal. "Me gusta ver mis obras en los inicios de las giras pero cuando la función ya va cogiendo su dinámica y los actores se hacen muy dueños de la misma, pues viajo menos", confiesa.
"Quizá visite Palma con La ternura", otra obra suya que está girando por la geografía nacional, fruto de un encuentro con el también dramaturgo Andrés Lima, quien escribió Sueño.
