Si el área de Cultura del Ayuntamiento se dedicara a la Cultura con mayúsculas, la peripecia para encontrar director del Casal Solleric sería una novela rusa. Como no tiene tanta calidad, la concatenación de concursos fallidos y ceses escandalosos en el principal espacio expositivo de la ciudad se queda en culebrón. Se veía venir que el alcalde José Hila acabaría su mandato con el contador a cero en artes plásticas gracias a sus socios de Més. A ver si su compañero, el futuro primer edil Antoni Noguera tiene más suerte. Tal vez podría traspasar el negociado a los socialistas, pues las pruebas están demostrando, tanto en el Govern como en la capital, que la Cultura no se les da demasiado bien a los econacionalistas.
Dos concursos para acabar en una contratación directa, porque ir a una tercera licitación ya sería el colmo. Un fracaso del gobierno transparente que acaba en digitación.