-¿Por qué bastantes personas parecen tentarse la ropa, en cuanto se menciona a Jaume III de Mallorca?
-Es un personaje complicado: en un contexto histórico medieval, pero también en la actualidad. Ha sido y es utilizado políticamente. Quizás ahí radica esta actitud. Es héroe y villano.
-¿Fabricaron un mito, los eruditos y los poetas del XIX?
-Su figura se revisita en un ámbito concreto, los siglos XVIII y XIX, con loas y alabanzas al pasado. Es ahí donde se configura el mito de Jaume III. Se utilizaron aspectos de su reinado y se denostaron otros, en función del discurso que se quería articular.
-La suya es una vida realmente de película.
-Es una vida muy azarosa, con idas y venidas, propia de una película de aventuras en determinados momentos. En el libro se evidencian estos tópicos literarios que contiene la vida de Jaume III. Se convierte en rey de forma accidental (por la muerte sin heredero de su tío Sanç), muy joven. Hereda unos territorios difíciles de gobernar, continentales e insulares, dispersos, y le toca vivir una época económica difícil y rodeado de colosos: Aragón, Francia, Génova. Si a todo esto le añadimos elementos personales, tenemos el resultado perfecto para encontrarnos con un monarca al que algunos califican de temerario.
-Se le denomina también 'El Desdichado'. ¿Lo fue?
-Tuvo una vida no sé si mucho más difícil que la de sus súbditos. En el contexto del siglo XIV, calificar su vida de más desdichada que la de un campesino es un poco difícil de afirmar.
-No está de más recordar que nos costó dinero que fuera rey. Hubo que condonar la deuda por la conquista de Cerdeña para que Aragón le reconociera.
-La supuesta autonomía del reino de Mallorca conllevó no sólo una supeditación política a Aragón, sino aportaciones económicas. Hay que sumarle los gastos de las guerras con Génova, que los habitantes de las Islas deben asumir por el vasallaje con la Corona de Aragón. Si a ello añadimos la crisis económica y agraria, la única solución es el aumento de impuestos. Esta era la situación de los habitantes del reino de Mallorca.
“Estudiar la Edad Media nos puede llevar a percibir situaciones cercanas a los acontecimientos actuales”
-¿Cómo era Jaume III, como persona?
-Con los testimonios que conservamos, más allá de conocer sus ausencias del reino de Mallorca, sólo sabemos de algunos intereses personales relacionados con la vida cotidiana. Es difícil que con esos documentos te puedas hacer una idea.
-¿Es exacto que Jaume III casi nunca estaba en Mallorca, sino en los territorios continentales, en el sur de Francia?
-Sí. Si seguimos los documentos producidos por la administración real, buena parte de ellos están fechados en sus posesiones continentales. Casi nunca estaba en Mallorca. Jaume III de Mallorca no gobernaba desde Mallorca. Ni nació en Mallorca, sino en Catania; lo que no le hace ni mejor, ni peor.
-El esquema parece simple: Jaume III es el bueno, Pere el Cerimoniós, su cuñado, que le arrebata el reino, el malo.
-Todo esto habría que entrecomillarlo. Debemos insertar la lucha entre Jaume y Pere en un contexto político mucho más amplio. No podemos simplificar en la bondad o maldad de estos personajes, ya que su relación cambia según los acontecimientos. Olvidamos una multitud de intereses, como son los de una buena parte de los habitantes del reino de Mallorca, que aspiran a algún tipo de cambio económico y político.
-¿Fueron los mallorquines cobardes y traidores, por no combatir por Jaume III?
-Es muy difícil hablar de justicia, de bondad, de heroicidad y de patriotismo en el mundo medieval. Cualquier campesino de la Mallorca rural aspira a su supervivencia diaria, más allá del gobernante de turno. Buena parte de la población le retira el apoyo, no para apoyar el proyecto de Pere el Cerimoniós, que quizás no saben ni quién es, sino que aspiran a comer todos los días.
-Los dos eran de la misma familia. Quizá les diera lo mismo.
-Es otra demostración de unas continuas luchas por el poder entre distintos agentes políticos y, en este caso, como en otros, de la misma familia. No sé si es la erótica del poder.
-Como 'Juego de tronos'.
-Sí. Si cambiamos el espacio geográfico, nos seguimos encontrando luchas fratricidas, traiciones, y también pactos y acuerdos. En la alta política siempre hay ruido de sables.
-¿El error consiste en interpretar unos acontecimientos medievales con ojos actuales?
-Abordar el pasado medieval desde el siglo XXI supone un error de inicio. Sánchez Albornoz hablaba de las tres dictaduras del historiador: la de las fuentes, o documentos que se conservan, que determinan los temas y las conclusiones; la de la administración que genera esas fuentes, que en muchos casos también determinaría una cierta dificultad para establecer un juicio sobre la objetividad de las mismas; y, para no engañarnos, la del propio historiador. Uno cuenta con un bagaje, una metodología, incluso una ideología, que, en ocasiones, escribe el final de la historia antes incluso de iniciarla.
-¿Fue positivo o negativo para Mallorca, su regreso a la Corona de Aragón?
-Depende de para quién. Algunos grupos de interés económicos salieron beneficiados. Otros, perjudicados. Para la mayor parte de la población es complicado establecer una interpretación global, básicamente porque la reincorporación coincidió con la peste negra de 1348, así que es fácil decir que fue un desastre.
-Jaume III nos legó dos obras mayúsculas, las 'Lleis palatines' y el 'Llibre de franqueses'. Aunque el primero esté ahora en Bruselas.
-A Jaume III se le reconocen avances significativos en la legislación y la administración. Bajo su mandato se crea el Consolat de Mar. Y también las Lleis palatines, conjunto de normas sobre la administración de palacio. Y el Llibre de franqueses i privilegis.
-¿Cuál es la idea esencial de ese curso, 'Edad Media: Juegos, tronos, corrupción y fanatismo' que va a realizarse en la UNED?
-Estudiar la Edad Media nos puede llevar a percibir situaciones cercanas a los acontecimientos actuales. Esta proximidad, pese a la lejanía en el tiempo, nos puede ayudar a conocer la vida, la tolerancia, la corrupción y la lucha por el poder en esta misma isla, setecientos años atrás. Ha cambiado mucho para, en ocasiones, estar en el mismo sitio.
