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Entrevista

Julia Navarro: "La política se banalizará si solo se queda en la puesta en escena"

"Sinceramente en estos momentos no echo de menos el periodismo. No me divertiría en Las Cortes"

La escritora Julia Navarro posa en plena lectura. Plaza Janés

-¿Hay alguien más mala persona que Thomas Spencer?

-¡Sí, muchas! Thomas Spencer es solo un prototipo que refleja una cierta manera de hacer y de ser en la sociedad de hoy. Desgraciadamente no es una excepción. Seguramente el libro provoca un impacto en los lectores porque está escrito en primera persona y hace que sea un protagonista que lo descubren desde la primera línea. Al ser un personaje sin máscara, provoca que los lectores piensen ´Dios mío con quién me estoy enfrentando´. De todas maneras, creo que la civilización es un pacto de convivencia y todos salimos de casa con el mejor rostro, pero en este caso no hay engaño porque Thomas desde el minuto uno enseña su verdadera cara. La realidad es que nunca conocemos lo suficientemente bien a la gente.

-¿Qué le inspira para crear un personaje tan canalla? ¿La sociedad misma?

-Historia de un canalla quiere ser un reflejo de la sociedad de hoy. Vivimos en un mundo cada vez más individualista.

-¿Ha sido complicado introducirse en la mente de un personaje tan perverso?

-Yo no lo llamaría perverso. Es un personaje que es un prototipo de lo que es el mundo de hoy. Escribir un libro en primera persona ya es una complicación y es un viaje al fondo de la parte más oscura del ser humano. En este sentido, la exploración del lado más oscuro del ser humano es un clásico en la historia de la literatura. No soy la primera autora que hace este viaje.

-El lector tiene 800 páginas pero es difícil empatizar con el protagonista.

-El objetivo no es empatizar con el protagonista. Es una novela cuyo objetivo es hacer una reflexión sobre la sociedad del siglo XXI, una sociedad en la que han cambiado todos los paradigmas por las nuevas herramientas de comunicación. También es un viaje detrás del escenario para que los lectores conozcan los entresijos del poder. No se trata de una novela para empatizar con el protagonista. Es una novela dura, difícil y con un entramado psicológico importante.

-Pero Thomas Spencer sabe distinguir el bien y el mal...

-¡Claro! Es un personaje con conciencia, que independientemente de sus errores, se plantea continuamente lo que está bien y lo que está mal. La conciencia llama a su puerta en los últimos momentos de su vida y hace esta reflexión sobre lo que ha hecho y lo qué debería haber hecho. Alguien que no tiene conciencia, no hace nunca esta reflexión. Otra cosa es que diga no me arrepiento. Al principio del libro, hace una especie de confesión en la que deja la puerta abierta al arrepentimiento.

-¿Qué papel juegan las mujeres que rodean a su ´canalla´?

-Todos los personajes son muy poliédricos, muy ambivalentes. Son complicados pero las mujeres son lo mejor de la novela.

-Aborda el tema del maltrato machista. Su protagonista siente rencor a las mujeres. ¿Qué ha querido retratar?

-Lo que he querido retratar es que a veces detrás de un maltratador, lo que hay es un tipo absolutamente débil e inseguro.

-¿Su formación periodística le ha permitido reflejar a la perfección los entresijos del poder?

-Soy una periodista que escribe novelas. Es un libro sobre el poder y no lo hubiera podido escribir sin la experiencia de tantos años haciendo información política.

-Muchos lectores entienden problemas de la actualidad gracias a sus libros. ¿Es un halago?

-Los lectores me dicen que gracias a Dispara, yo ya estoy muerto han comprendido mejor el conflicto de Oriente Medio.

-¿La comunicación de hoy en día intenta adormecernos?

-Al revés, estamos en una sociedad muy comunicada y lo que nos falta es tiempo para poder reflexionar sobre lo que nos cuentan. En la red corren todo tipo de cosas y no es fácil distinguir la verdad de lo que no lo es.

-¿Quién sería el Roy Parker español?

-[Risas] He situado la novela fuera de España para evitar el juego de a ver quién era quién.

-Estamos a las puertas de la campaña electoral. ¿Echa de menos el periodismo?

-No, en estos momentos, sinceramente, no. [Risas]Soy una persona poco nostálgica, no me gusta mirar atrás. El periodismo activo es una etapa y ahora no me divertiría nada estar en Las Cortes.

-¿Se atreve a hacer una quiniela para el 26J?

-No. Soy periodista, no profeta.

-¿Quién cree que saldrá más beneficiado de estos meses de intentos fallidos de pactos?

-No lo sé. No soy capaz de predecir qué es lo que votaremos los españoles. Pero creo que todos los ciudadanos hemos debido de tomar buena nota de los comportamientos en estos meses. Ha habido dos partidos que por lo menos han intentado que no se tuvieran que repetir las elecciones. PSOE y Ciudadanos son los únicos que han actuado con responsabilidad.

-¿En las campañas europeas ya se está implementando el modelo de comunicación política de Estados Unidos?

-Las nuevas técnicas de comunicación se expenden como una mancha de aceite. Lógicamente, los norteamericanos son los grandes magos de la comunicación y las nuevas técnicas se están implementando en España. La campaña del 20D me pareció más a la americana que las anteriores.

-¿La política se ha convertido en un espectáculo?

-No, pero corre el riesgo de banalizarse si solamente nos quedamos en la puesta en escena.

-Se ha abierto el debate sobre los debates electorales. ¿Cuál es la mejor opción?

-Los debates son absolutamente necesarios. No solo debería haber un debate, debería haber muchos. En la era de la comunicación, lo de los mítines debería ser más secundario porque solo van los convencidos y a través de los medios de comunicación puedes llegar a más gente.

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