Necesito por favor que alguien me aclare muy urgentemente si mover las caderas, mover el pie, es signo de sana alegría bullanguera o frivolidad imperdonable. No sé, no sé, los mismos que juzgan chabacano e inconsciente al rival que bailotea, ensalzan por sencillos y espontáneos a los suyos que otros tanto. A algunos hasta les he visto bote, bote, bote. Hay algo que no es como nos lo están contando.
Paren las rotativas. Una periodista se ha hecho con el Premio Nobel de literatura y eso es motivo de celebración gremial, por muy difícil que sea pronunciar correctamente Svetlana Alexiévich. El periodismo es literatura, por mucho que del repaso cotidiano de los medios no se deduzca tal cosa. Sí, también la narrativa es literatura, aunque por la lectura de bastantes novelas tampoco lo parezca. En cuanto a la poesía
El viernes pasado nos fuimos un rato a la Edad Media con la proyección de Arn, el caballero templario en el Castell de Bellver. Un largometraje sueco que presentó Lluís Tudela Villalonga, y que formaba parte del ciclo Templers: historia i misteri, dentro de las Nits gòtiques del castillo. La tercera y última sesión tendrá lugar el viernes 23, a las ocho de la tarde, con la película Ivanhoe, que introducirá Antonio Ortega Villoslada.
Procuren no perderse, si aún están a tiempo, la cinta de David Oelhoffen Lejos de los hombres, sobre el relato El huésped, del visitante de Mallorca Albert Camus. Descomunales interpretaciones de Viggo Mortensen y Reda Kaleb y espírtitu genuinamente camusiano en esta película que nos habla de la amistad como un arte sutil entre los humanos, del compromiso con la verdad y con la justicia aún a costa de arriesgar el pellejo y del oficio más noble que existe: el de maestro.
