Cuenta la argentina Selva Almada (1973) que el origen de El viento que arrasa, su primera novela, fue el deseo de escribir un libro de cuentos de carretera, siempre a bordo de un coche. Y que pensando en oficios o situaciones que obligasen a desplazarse un día y otro en automóvil le llegó la figura de los pastores evangélicos itinerantes que surcan provincias como el norteño y selvático Chaco. El resultado fue una narración de 150 páginas que ha triunfado en Argentina, ha sido traducida a varios idiomas y ahora llama a nuestras puertas. Almada, amante de la literatura sureña estadounidense y devota en particular de la oralidad de Flannery O´Connor, sabe cómo encadenar y destilar conflictos hasta lograr un concentrado de elevada graduación en el que la locura subconsciente que viaja día y noche con todo bicho humano arrastra al lector hasta dejarlo exhausto. Y todo de la mano del pastor Pearson, de su hija y de un paisaje en el que las palabras resuenan como espectros.
SELVA ALMADA
El viento que arrasa
MARDULCE, 168 PÁGINAS, 13 €
La sensualidad abre las puertas del infierno
Moira es, claro, uno de los antiguos nombres griegos del destino. También es Moira el modo inglés de pronunciar Máire, forma gaélica de María. Estas dos coordenadas son de toda utilidad para situar el punto de partida de esta novela (1950) del francoamericano Julien Green (1900-1998), que muchos no dudan en situar en la cima de su producción, junto a Leviatán o Cada hombre en su noche. Green, especialista en desnudar tormentas del espíritu, tuvo una férrea educación religiosa que sin duda alimenta sus exploraciones del choque entre anhelo trascendente, amor, sexo, comunión y aislamiento. O sea, del vínculo entre religión y represión. Ese estruendoso conflicto guiará los pasos de Joseph, joven puritano que, ya desde el umbral de su vida universitaria en Virginia, ve cómo sus creencias le impiden, por ejemplo, adentrarse en el estudio de los clásicos. Hasta que aparece Moira, desprejuiciada y muy sensual, para abrirle las puertas del infierno. Un clásico.
JULIEN GREEN
Moira
Traducción de Pablo Moíño
AUTOMÁTICA, 272 PÁGINAS, 19 €
Cómo hacer magia con los días más cutres
Javier Maqua es un clásico contemporáneo, aunque no suele figurar en quinielas, tal vez porque no ha ejercido actividades extraliterarias que actúen como reclamo de sus textos. Maqua, que ha dedicado al teatro esfuerzos muy sostenidos, lleva enredado en la escritura -también cuento, novela, cine- desde principios de los 70. Una veteranía que cuaja con magnética precisión en La sombra, novela de algo más de cien páginas en la que el madrileño vuelve la vista atrás hacia una infancia y adolescencia aún inscritas en el paisaje cutre de esa larga posguerra que en España no empezó a evaporarse hasta mediados los 60. Pero, ojo, porque Maqua es un mago que le da un toque surreal y hasta disparatado a la escuela, a la calle, al cine y a todos sus moradores. Incluido el rodaje de 55 días en Pekín, estrenada, por si sirve de anclaje temporal, en 1963 y grabada en Las Rozas. De cómo la miseria se vuelve magia en lomos alados.
JAVIER MAQUA
La sombra
PIEL DE ZAPA, 116 PÁGINAS, 15 €