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Paramuricea clavata, gorgonia marina, rodeada de un banco de bogas que se protegen del ataque de los dentones.

Más de un millón invertido en el mar

La presión de los fondeos sobre las praderas de posidonia no cesa - Este verano atípico no han bajado como se esperaba

Aguas cristalinas, más de 400 especies de peces y una preciada pradera de posidonia que cubre la superficie marina (en España el 50% de esta planta acuática se ubica en Balears). Es un pequeña radiografía del mar balear, considerado como una de las zonas más ricas y mejor conservadas del Mediterráneo, parcialmente a salvo gracias a una red de Áreas Marinas Protegidas (AMP). Sin embargo, el fondo marino balear está sometido a una fuerte presión: solo el 0,1% de su superficie está cerrado a la pesca, 78 especies marinas se encuentran amenazadas, soporta 500.000 habitantes más desde 1997 y 35.000 kilos de plástico flotan en sus aguas. “Es el momento de actuar”.

Son las palabras de Aniol Esteban, director de Marilles Foundation, quien aboga por unir esfuerzos entre las diferentes instituciones públicas y privadas para proteger y preservar los encantos del fondo marino balear, ahora amenazados. Desde la entidad que dirige Esteban, que echó a andar hace tres años gracias a la Fundación Adessium (liderada por una familia holandesa enamorada del archipiélago balear), han invertido más de un millón de euros. El objetivo es claro: conservar el mar balear y “devolver al fondo marino un poco de lo que nos regala día tras día” en vano. 

El camino durante estos tres años no ha sido fácil para la entidad. Decenas de proyectos han visto la luz, aunque cabe destacar uno: el Informe Mar Balear. Hablar de las amenazas que sufre el fondo marino balear no es nuevo, pero sí poner sobre la mesa todos los datos. Y eso es lo que ha hecho este programa: ha recopilado toda la información sobre el mar balear que durante décadas ha estado esparcida por diferentes cajones de distintas organizaciones. Y algunas conclusiones son muy reveladoras.

  

La presión turística azota el fondo marino

El número de turistas que visitan Balears se ha disparado en los últimos sesenta años, pasando de 320.000 visitantes en 1959 a 16,6 millones en 2018, lo que supone un incremento de más de 16 millones de turistas. Para Raquel Vaquer-Sunyer, coordinadora del Informe Mar Balear, la presión humana y turística a la que está sometido el mar balear es uno de los principales retos para preservar el fondo marino. “Un ejemplo de ello es que hemos superado la capacidad de depuración de las aguas residuales, lo que nos lleva a contaminar las aguas costeras”, indica.

Según la científica, la solución pasa por actualizar las depuradoras, que son insuficientes durante los meses estivales al aumentar la población, y separar las pluviales, ya que cuando llueve los derrames están a la orden del día. Y añade un último aspecto: poner coto al turismo. “Necesitamos un turismo más sostenible”. 

Y es que otro de los datos que revela este informe es que en el archipiélago en un mismo día (agosto de 2017) se concentraron 2.074.004 personas. Por islas, Mallorca aglutina el grueso, con 1.476.738 personas, seguido de las Pitiüses con 376.961, y Menorca con 224.004. Y una cifra más: el 99,2% del total de plazas turísticas se ubican en municipios con costa.

El cambio climático es otro de los aspectos que se ponen de manifiesto en este trabajo. La subida del nivel del mar en el Mediterráneo occidental se ha acelerado durante los últimos años, creciendo un 1,3 mm/año en los últimos 131 año. Y las proyecciones de futuro son desalentadoras: a este ritmo, el nivel del mar podría aumentar entre 57 y 75 cm a finales de siglo, lo que supondría un retroceso de las playas de Balears de entre siete y 50 metros. Unos efectos que ya son palpables en algunas zonas costeras como en es Caló del Moro (Santanyí), donde apenas queda arena.

La contaminación también ocupa buena parte del informe y los datos obtenidos son un claro indicativo de que “algo no va bien”. En concreto, entre 2014 y 2019 el servicio de limpieza del litoral (ABAQUA) recogió 2.240 toneladas de residuos en el mar balear, lo que supone una media de 140 toneladas por año (el 50% de los residuos eran plásticos). Diferentes entidades como Greenpeace han lanzado multitud de campañas para frenar este “desastre”, que se cobra la vida de centenares de animales marinos en todo el mundo.

Asimismo, Vaquer-Sunyer pone especial énfasis en las praderas de posidonia, “hábitat clave en Balears”, que dominan la zona costera. “La presión de los fondeos de las embarcaciones sobre posidonia no cesan. Un ejemplo de ello es que este verano [atípico por la covid], los fondeos [sobre esta planta acuática] no han disminuido tanto como esperábamos”, sostiene. Del mismo modo, la presión pesquera se mantiene. 

La necesidad de aumentar las reservas marinas

En palabras de la científica, incrementar las reservas marinas es fundamental para “conservar el mar balear”. Esta figura de protección regula los usos y la explotación del medio marino, a fin de aumentar la regeneración natural de los recursos y de conservar los ecosistemas marinos más representativos. En la actualidad, Balears cuenta con once reservas marinas, seis de ellas en Mallorca (reserva marina del Freu de sa Dragonera, la de las islas Malgrat, la isla del Toro, la Bahía de Palma, el Migjorn de Mallorca y el Llevant mallorquín).

Y una última anotación en referencia a las especies marinas: la población de la gamba rosada ha disminuido a la mitad entre 2005 y 2014 (pasando de 774 toneladas a 413), la sepia y el ‘pop roquer’ se han mantenido en estado de sobreexplotación (desde 1977 hasta 2013), las poblaciones del preciado ‘raor’ se estabilizan (gracias las restricciones a la hora de capturarlas, indica el informe) y los delfines mular (Tursiops truncatus) se dejan ver más en invierno (cuando hay menos ruido marino).

Estos son solo algunos ejemplos de la infinidad de datos que ha desvelado el informe. Para ello, ha sido necesario la colaboración de 25 centros, 60 personas de diferentes instituciones (tanto públicas como privadas), 101 indicadores y muchas horas de trabajo. “Al final lo más destacado de este informe es que por primera vez se han puesto de acuerdo todas las organizaciones marinas”, señala Vaquer-Sunyer. Unas palabras que Estaban corrobora: “El trabajo más relevante que hemos llevado a cabo desde la Fundación ha sido conseguir que todas las instituciones se sienten en la misma mesa”.

Con el informe acabado, ya se conoce con exactitud el estado del mar balear. “Se trata de un documento vivo que cada año debemos actualizar y que se encuentra al alcance de todo el mundo”, comenta Vaquer-Sunyer. ¿El siguiente paso? “Acercar el mar a la gente y protegerlo”.

Certamen MARE

El certamen MARE es otro de los proyectos puestos en marcha por Marillas Foundation, que tiene como objetivo acercar el mar a la población, así como documentar las especies y hábitats retratados, ofreciendo información esencial sobre su estado de conservación. “A través de la fotografía la gente se dará cuenta de las amenazas reales que sufre el mar”, indican desde la entidad sin ánimo de lucro, que añaden: “La imagen de una pradera de posidonia muerta llega más que un artículo científico”. 

El concurso de fotografía, que celebra su primera edición, dio el pistoletazo de salida el pasado 9 de julio y estará abierto hasta el 31 de octubre. Y la temática está clara: el mar balear. Las instantáneas tanto pueden mostrar la belleza del fondo marino balear como ser una herramienta de denuncia. “Todos, seamos quienes seamos, tenemos la responsabilidad de conservar el mar balear”, concluye Esteban. 

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