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Antoni Parera Fons trabaja a diario en su residencia suiza en la ópera 'L'Arxiduc'.

Viaje al corazón de L'Arxiduc

Parera Fons, Premio Nacional por 'María Moliner', ultima los detalles de la que será su nueva ópera, dedicada al Archiduque Luis Salvador. - El músico explica cómo ha levantado este gigantesco proyecto

Antoni Parera Fons (Manacor, 1943) lleva unos meses viajando sin salir de casa. "Escribir una ópera es meterse en una galaxia muy especial", reconoce esta locomotora que no deja de escribir y de probarse en el ejercicio de compositor, haciendo suya la frase de Julio Verne "los trenes, como el tiempo y la marea, no se detienen para nadie". La próxima estación de su prolífica producción, que abraza más de 250 títulos registrados, pasa por L'Arxiduc, un "reto fascinante" que se estrenará en 2020 y que le mantiene sumergido en un mundo de notas, compases, silencios y voces prácticamente las 24 horas del día.

El autor de María Moliner, la ópera que en 2016 le valió el Premio Nacional de Composición que otorga el ministerio de Cultura, revisa estos días la orquestación de su nuevo y esperado trabajo, con libreto de Carme Riera. "He escrito prácticamente todo L'Arxiduc en Suiza porque tengo todos los elementos al alcance aquí. Y estoy muy cómodo. En mi casa tengo el estudio ideal para trabajar. Ahora bien, la podría haber escrito igual en Mallorca, Madrid o Barcelona", confiesa. El compositor, pianista y productor recibió el encargo de esta ópera del Govern, a través de la Fundació Orquestra Simfònica de Balears, con un coste de 50.000 euros, de los que el 75 por ciento será para el autor de la música.

L'Arxiduc es la tercera ópera de Parera Fons, tras la citada y aplaudida María Moliner y Amb els peus a la lluna, que supuso su debut en este lenguaje en 2010. "Ahora estoy orquestando, dentro del plazo previsto, es decir, vamos bien de tiempo. Ya se están haciendo copias de la partitura vocal-piano -entregada en su día- para que se puedan comenzar a hacer las audiciones: selección de los cantantes, disponibilidad de estos, fijar fechas€ Se podrá representar en 2020", afirma.

Trabajar con Carme Riera, también distinguida con un premio nacional hasta en tres ocasiones (el de las Letras Españolas en 2015, el de Literatura de la Generalitat en 2001 y el de Narrativa en 1995), era una asignatura pendiente, un deseo que se disparó tras asistir la académica a una de las representaciones de María Moliner. "Todo ha sido como poner una cerilla en la pólvora, con una euforia que resulta muy enriquecedora", confesó a mediados de 2018 el músico, durante la presentación del proyecto. Un año después la locomotora Parera Fons no conoce lo que es la demora ni los contratiempos. Con precisión suiza, su Arxiduc va tomando forma, día a día, mejorando, moviéndose a todas horas, buscando la perfección y luchando contra las dudas que le pueden asaltar. "En ocasiones parece que esto no acabará nunca, el trabajo es infinito, inmenso, grande... Y cuando parece que llegas al final, vuelves atrás para modificar algo", comenta.

Adicto a una rutina diaria

Parera Fons reconoce ser un perfeccionista extremo. "Le doy muchas vueltas a las cosas y tal vez no debería darles tantas", admite. Una meticulosidad que va ligada a una rutina diaria, indispensable para que sus composiciones funcionen como una flecha certera y den en el blanco. "Yo trabajo todo el día pero no con una cadena. Las cosas se van haciendo si uno se sienta a hacerlas. Vale más que te sobre una hora que no te falten cinco minutos. El ejercicio de procurar trabajar diariamente, el de coger lápiz y goma de borrar, desarrolla la musculatura, algo fundamental para tirar hacia adelante con un proyecto. Como dice Confucio, un gran viaje comienza con un primer paso. Y escribir música no es más que ir nota a nota, compás a compás", asegura.

Tanta entrega obliga a una desconexión, para no llevarse las ideas, buenas o malas, a la almohada y abrazar la locura. "Me gustaría desconectar pero son muchas las noches en que me mi cabeza llega a la cama cargada de músicas. Es una concentración bastante intensa y a veces la noche te pasa factura. Yo me he aplicado un sistema, el de borrar, el de limpiar lo que has hecho durante el día, llevar el agua hacia otro lado, porque si no siempre vas mojado con lo mismo. A veces lo consigo, porque forma parte del oficio, el de descansar la cabeza y el decir: mañana será otro día".

"No sé cómo lo logro -continúa-, supongo que es una defensa natural, del mismo modo que te gusta recordar las cosas que te han salido bien, de masticarlas, de regocijarlas. Procuro trabajar cuando trabajo y no trabajar cuando no lo hago, porque es cierto que a veces no puedes desconectar, como en una cena de amigos, que te cuentan una cosa y paralelamente hay como una insistencia (musical) que si nos vas con cuidado se puede convertir en una obsesión. Supongo que es algo que le pasa a mucha gente con su trabajo. Una buena idea puede aparecer cuando no la buscas, caminando o tomando café, o en la cama. La idea viene y dices: sí, esto está bien".

Un sueño con dificultades

L'Arxiduc aspirar a alcanzar una proyección internacional, tal y como expresaron en su día dos de los impulsores de este encargo, la hoy exconsellera de Cultura Fanny Tur y el que fue gerente de la Simfònica, Pere Bonet. Y en este sentido, contar con unos cantantes de prestigio para una ópera que se representará en diversos idiomas (alemán, italiano, castellano y catalán), dado el carácter cosmopolita de su protagonista, que hablaba cinco lenguas, sería una auténtica baza. "Estrenar una ópera ya es soñar, tal y como están las cosas. Si damos este sueño como resuelto, creo que lo ideal sería estrenarla en Palma, y el Principal sería un lugar fantástico".

"El Arxiduc es un personaje muy atractivo, con una historia, la de Carme Riera, muy buena, muy configurada en el ADN mallorquín€ Así que espero que el recorrido continúe más allá de su estreno en Palma.Una ópera contemporánea no es un producto fácil. Los programadores van a lo seguro, a un Verdi, un Puccini. Cuando tienen que estrenar algo que no lo conoce el público siempre frenan", lamenta.

La selección de los cantantes comenzará pronto y ahí entrará en juego un equipo gestor que estudiará las maneras de acceder a las personas más ideales que puedan enfrentarse al rol que plantea la obra y si son posibles y cómo son posibles. "En el caso de L'Arxiduc me imagino que tendrá que intervenir el director de la orquesta, tendrá que haber una persona o un grupo que gestione las consultas a hacer, las entrevistas a realizar, las audiciones€ Otro trabajo importante lo hará el director y gerente del teatro donde vaya a representarse la obra. Ese equipo gestor también tendrá que ver las posibilidades de la ópera respecto a las representaciones en otros teatros", señala Parera Fons.

El reputado compositor, a quien le enamoran los catantes-artistas, aquellos que "no solo cantan bien, sino que le dan a cada palabra y respiración un sentido", está convencido de que darán con los intérpretes más apropiados. "Yo no puedo dar nombres pero te diré que por ser un gran cantante no significa que pueda entender bien el personaje o la línea de voz que he escrito. Creo que los encontraremos. En la ópera hay una serie de participaciones que son muy brillantes, hay muchas tensiones, momentos más románticos, otros más tensos, trágicos, momentos de luz y de oscuridad€ El trabajo tiene que estar muy bien hecho y no solo tiene que estar enfocado a encontrar los cantantes, sino los cantantes ideales. Al hacer un personaje de Verdi, Puccini o Wagner hay mucha gente que ya lo ha hecho, hay mucha escuela hecha, y el cantante tiene muchas referencias, ahora, con una ópera nueva el personaje tiene que crearse y todas las fisuras y errores que pueda haber en la obra se tienen que detectar. Para los cantantes será un trabajo muy excitante y estimulante", asegura.

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