En 2015, Vicenç Rotger, presidente de la Distribuidora Rotger, contactó con la UIB para hacer una donación de 5.169 postales comercializadas por su padre entre los años 50 y 70. Las imágenes muestran todos los rincones turísticos de Mallorca, pero con una perspectiva muy diferente a la actual, ya que por ejemplo se pueden ver enclaves como Magaluf o Ca'n Picafort sin apenas hoteles, o la Catedral de Mallorca sin el Parc de la Mar. "Es una colección que para nosotros es un tesoro, tiene mucho valor, sobre todo sentimental", afirma Rotger, que hizo la donación porque "las postales estaban metidas en un cajón, y ni mi hermana ni yo queríamos que se desperdiciasen".
Según explica Rotger, el negocio de la distribuidora empezó en 1927, cuando su abuelo, que era de Menorca y hacía poco tiempo que estaba en Palma, se hizo cargo de un quiosco de periódicos que estaba en lo que ahora es la Plaça de la Reina, "ya que la mujer que lo regentaba hasta entonces se jubilaba".
"Con la ayuda de sus cuatro hijos, entre ellos mi padre, abrieron dos establecimientos más y crearon una pequeña distribuidora, que ya tenía el nombre de Distribuidora Rotger, para facilitar el reparto entre sus tres quioscos y los 15 que había en Mallorca en total", recuerda el empresario, que puntualiza que fue la primera distribuidora de la isla, una empresa pionera en su momento. Después de la dura época de la Guerra Civil, Vicenç Rotger padre puso en marcha un negocio que hasta ese momento no tenía ningún precedente en Balears, las postales: "A finales de los 40, mi padre contactó con un fotógrafo austríaco, Adolf Zerkowitz, que había tenido mucho éxito en Barcelona con una colección de postales de la ciudad, y lo contrató para que fuese el primer fotógrafo especializado para nuestra colección".
Rotger explica que el hijo de Zerkowitz, Alfred, ocupó el puesto de su padre cuando éste lo dejó. "Era muy buen tipo, siempre estaba en nuestra casa. Además, era un fotógrafo muy perfeccionista, podía estar tres días para hacer una foto buscando la luz adecuada", apunta el empresario. También hay casos de imágenes que se tomaron en el mismo lugar y con el mismo encuadre pero en años distintos. Así, se ve la evolución que tuvo el sitio con, por ejemplo, la construcción de un hotel de una imagen a otra, la inclusión de carreteras, el tipo de bañadores de la gente o los coches que utilizaban.
"El problema era que Zerkowitz no estaba siempre aquí, venía un mes y después se iba", recuerda Rotger. Por esto, explica que su padre se compró una cámara de segunda mano para empezar en la fotografía como aficionado. "Por ejemplo, si se quería fotografiar un almendro cuando florece y solo estaba mi padre, lo hacía él", afirma. Además, con la incorporación de su padre como fotógrafo apareció una diferencia en las postales; el propietario de la distribuidora nunca las firmaba, pero tanto Zerkowitz padre como el hijo sí que estampaban su nombre.
El boom turístico
"Sin duda, la gran llegada de turistas a Mallorca durante los años 60 hizo repuntar mucho el negocio de la postales, la gente las compraba porque quería dejar constancia de que estaba en la isla", relata Rotger. Al principio, las imágenes se vendían en blanco y negro, después hubo una pequeña época en que se coloreaban, ya que "teníamos a un gran artista que las pintaba a mano". Finalmente, ya empezaron a comercializarse en color, como las vemos hoy en día.
Además, una característica importante de las fotografías se encuentra en su reverso. Hay imágenes que por detrás tienen un sello de la Capitanía General, ya que antiguamente las fotografías de la costa se entendían como un objetivo militar. Así, por ley se necesitaba el permiso militar para sacar a la luz las fotos de la costa.
El empresario afirma que en su momento las postales fueron una de las líneas de negocio más importantes de la distribuidora, "aunque la prioridad siempre fueron las publicaciones periódicas y las revistas". Con el paso del tiempo la empresa ha incorporado nuevos productos para la distribución, como la papelería, el material escolar o la alimentación.
Además, Rotger destaca que "cuando me incorporé a la empresa, en España había unas 90 empresas distribuidoras independientes o familiares, que no eran controladas por grandes grupos empresariales, y ahora no llegamos a diez. Ha habido un claro proceso de concentración en el sector".
Dos años de catalogación
El director del Servicio de Bibliotecas de la UIB, Miquel Pastor, recuerda que en 2015 Rotger contactó con el rector de la Universitat, Llorenç Huguet, el cual habló con ellos para explicarles la propuesta, "y la encontramos muy interesante". Así, ese año se firmó el convenio de donaciones de documentos oficiales, por el que la universidad se comprometía a ordenar las postales, catalogarlas y digitalizarlas.
"Han sido dos años de intenso trabajo haciendo la clasificación de las fotografías, y porque en los últimos ocho meses hubo una persona que me ayudó, que sino todavía no las hubiéramos presentado", explica el responsable del departamento de documentación de la UIB, Joan Font. Las imágenes se han podido digitalizar gracias a un potente escáner aéreo "con una definición muy alta", según el documentalista.
Además, Pastor explica que para la buena conservación de las fotografías, además de estar resguardadas de la luz natural, están archivadas con un material que tiene Ph neutro, sin ácidos, que ayuda a conservarlas y preservarlas, ya que dentro tampoco se crea humedad. Según explica, también hay un cierto número de imágenes que son las placas de vidrio originales que están en negativo, "y resultan mucho más delicadas".
"En primer lugar miramos qué material había e hicimos una clasificación con un criterio geográfico, por lugares, ya que encontramos que era la lógica y más fácil para los usuarios", explica Font. Se tiene que destacar que, según cuenta, un 70% de las postales no tenían ningún tipo de información de qué lugar eran, "por lo que nuestra intuición ha jugado un papel importante en la clasificación".
Así, las más de cinco mil postales están divididas en 12 grandes series: Badia d'Alcúdia, Badia de Palma-Andratx, Folklore, Interior, Llevant, Menorca, Postales Diversas, Palma Ciutat, Pollença y Badia de Pollença, Serra de Tramuntana, Sud y Altres. Al mismo tiempo, cada serie se desgrana en diferentes subseries. En el caso de la Serra de Tramuntana, por ejemplo, se encuentran las subseries de Raixa, Sant Elm, Torrent de Pareis o Sóller, entre otras.
En cuanto a datos interesantes de las fotografías, destaca que haya menos de 20 imágenes del centro de Mallorca, por el hecho de que no era un sitio turístico. La mayoría de estas postales son del Puig de Santa Magdalena, en Inca. Además, en la serie de Folklore las imágenes muestran corridas de toros, los bailes tradicionales de la isla o la vida payesa de los mallorquines. Ya por último, hay una serie dedicada a Menorca con muy pocas postales por el hecho que el padre del empresario era originario de esa isla."Lo que era y lo que nunca será"
Después de presentarse las postales hace apenas un mes, Vicenç Rotger afirmó que "es de admirar el trabajo que han hecho tanto Joan Font como Miquel Pastor. Han llevado a cabo una gran labor de ordenación y clasificación". Por su parte, el documentalista considera que "es una colección de postales impresionante, tiene mucho valor histórico, ya que da una perspectiva de lo que era Mallorca y de lo que no será nunca más, aunque en parte este cambio que se ha producido sobre todo con el desarrollo del turismo es lo que nos ha permitido vivir como vivimos ahora".