Entre los presupuestos, la moción de censura al bueno de M. Rajoy, el lío que se han montado los del PP estrenando, ¡por fin!, el uso de la democracia interna y la posterior pelea a torta metafórica limpia por ocupar sus sillones, nos están dejando sin verano. Uno echa de menos esos veranos en los que Rodrigo Rato nos deleitaba con sus trasparencias, en los que Aznar intentaba admirarnos con sus abdominales anoréxicos o en los que Felipe González se mostraba cual morsa puro en boca encaramado a un barquito y con un barrigón que encierra todo el peso que le falta a su antecesor (en sentido literal y figurado). A ver si se calman y nos dejan un mes de agosto como Dios manda, con la única preocupación de si habrá cerveza fría en el frigorífico? por cierto, voy a mirar.
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Los puntos sobre las uves