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Análisis histórico

Tres siglos de centralismo en Mallorca

Una docena de historiadores y juristas publica un ensayo sobre lo que ha supuesto para Mallorca el centralismo iniciado en 1715 por el Decreto de Nueva Planta

El profesor de Historia Contemporánea de la UIB Antoni Marimon (dcha) ha dirigido el trabajo en el que han participado catedráticos como Sebastià Serra. dm

La Guerra de Sucesión a la Corona de España culminó en 1715 con la victoria del pretendiente de los Borbones, el nieto de Luis XIV de Francia sobre el aspirante de los Habsburgo (Casa de Austria), archiduque Carlos. El nuevo rey de España, Felipe V, dictó los llamados Decretos de Nueva Planta, que supusieron la radical reconfiguración de los reinos de la península, promoviendo cambios profundos basados en la concepción centralista del poder. Sobre lo ocurrido desde entonces se estructura el ensayo que ha dirigido el profesor de Historia Contemporánea de la UIB Antoni Marimon, quien, en colaboración con una docena de especialistas, bucea en lo que han sido los últimos tres siglos de historia en Mallorca. Se trata de un libro que pretende, basándose en una visión nítidamente nacionalista, diseccionar cómo desde que se perdieron las seculares instituciones de la Corona de Aragón, en Mallorca ha sido el centralismo castellano quien ha dictado su ley. En el ensayo se estudian los incipientes movimientos políticos autonomistas del siglo XIX, lo que acontece en la primera mitad del XX, con especial atención a la Segunda República, y a lo más reciente: lo sucedido en el período de la Transición, momento en el que, según Marimon, existió la posibilidad de revertir parcialmente lo acaecido en 1715.

Doce especialistas

Los especialistas que han participado en la elaboración del ensayo son Josep Amengual, Bartomeu Carrió, Bartomeu Colom, Arnau Company, Miquel López Crespí, Mateu Morro, Guillem Morro, Joan Pau Jordà, Isabel Peñarrubia, Pere Sampol y Sebastià Serra. La extracción nacionalista queda sobradamente acreditada.

La pregunta que se hacen los autores del ensayo es la de si se justifican los tres siglos de centralismo transcurridos. Marimon precisa que solo en un breve lapso de tiempo, en 1808, al iniciarse la Guerra de la Independencia tras la invasión francesa, el Estado se desarticula para que sea factible constituir en Mallorca la denominada Junta Suprema, que guarda reminiscencias con las instituciones propias del viejo Reino de Mallorca, antes de que los decretos de Nueva Planta uniformarán las Españas. La vigencia de la Junta Suprema se prolonga tan solo unos pocos meses siendo reemplazada rápidamente por la Junta Provincial, lo que supone retornar a la situación inmediatamente anterior, al centralismo borbónico.

Un nuevo intento acaecerá casi 80 años después. Estamos en 1873: Amadeo de Aosta, el rey instaurado por el general Prim, que es asesinado en 1870, el primer magnicidio de la moderna historia de España, al parecer por una conspiración urdida por el duque de Montpensier, Antonio María de Orleans, padre de la reina Mercedes, la primera mujer de Alfonso XII, abdica dando paso a la Primera República. Hay un intento de establecer el Estado federal, de la mano del primer presidente de los cuatro que tuvo la República en tan solo 11 meses, Estanislao Figueras, quien, hastiado de las luchas intestinas, apenas un mes de ser elegido, se exilia en Francia diciendo, en su últimos Consejos de Ministros, "señores, estoy hasta los cojones de todos nosotros". Para Marimon ni tan siquiera puede hablarse de intento federal, puesto que se aborta antes de nacer.

El período de la Segunda República es desmenuzado concienzudamente en el ensayo, destacándose que solo puede hablarse de dos lapsos de tiempo relativamente cortos en los que se avanza hacia la recuperación de un cierto autogobierno. El primero es entre 1931-1933, los dos años en los que la República pivota en torno a Manuel Azaña, y el segundo, los seis primeros meses de 1936, desde el triunfo, en febrero, del Frente Popular hasta julio, cuando en la isla triunfa el golpe de Estado militar dando inicio la dictadura del general Franco. Marimon afirma que hubo la posibilidad de aprobar un Estatuto, que no fue impedido únicamente por el centralismo, sino también por los enfrentamientos entre islas. Fueron los políticos menorquines los que impidieron que el Estatuto de Balears llegará a las Cortes republicanas antes de que el golpe militar de julio de 1936 desencadenara la Guerra Civil.

Sobre el período republicano, el historiador Arnau Company, precisa que los tres intentos (1931, 1932 y 1936) de formulación de un estatuto de autonomía para Balears, han sido estudiados con detalle, añadiendo que en 1978, en pleno debate sobre el proceso autonómico, el jurista y profesor de Derecho Bartomeu Colom, también situado en el espectro nacionalista, alumbró un ensayo sobre le futuro Estatuto, al igual que el profesor de Derecho, Andreu Ribas.

El catedrático de Historia Contemporánea Sebastià Serra, se refiere, al analizar los años de lo que se ha denominado "tardofranquismo", que en Mallorca, se produjeron incipientes iniciativas tendentes a establecer una suerte de autogobierno. Cita, entre otras, la creación de la plataforma empresarial conocida como IBEDE, en la que desempeñó un papel fundamental quien después sería el presidente de la "preautonomía" balear y del Consell de Mallorca Jerónimo Albertí, y el rol dinamizador que jugó la Fundación Europea Dragán, institución que, desde 1968, desarrollará un conjunto de iniciativas básicamente dirigidas al mundo empresarial en las que los estudios y los análisis de la realidad se consideran prioritarios. En esas iniciativas participan empresarios que tendrán, a partir de la década de los 60, grandes responsabilidades en el campo económico y, en algunos casos, también en el político.

En la siguiente década, promediados los 70, coincidiendo con el inicio de la Transición, la publicación de la evolución económica de Banca Catalana y de la desaparecida Sa Nostra con posterioridad, bajo la dirección del economista Miquel Alenyar, marcarán una nueva dinámica en el análisis de la realidad económica de Mallorca.

La Transición

Tras las décadas de la dictadura franquista, se llega al momento de la Transición existiendo, según el profesor Marimón, "una voluntad realmente autonomista" a partir de 1977 y hasta el inicio de la década de los 80. Esa voluntad densamente autonomista, se ve truncada por le intento de golpe de Estado del teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, el 23 de febrero de 1981. La cercena, según la visión de Marimon, porque después de aquellos sucesos, se aprueba, por parte de UCD y PSOE, la Ley de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA), que, aunque posteriormente es anulada por el Tribunal Constitucional, ya ha surtido los efectos que de ella se esperaban. El Estatuto de Balears llega tarde al Congreso de los Diputados, de hecho será uno de los últimos en aprobarse en las Cortes, por la radical oposición de AP, la matriz del actual PP. Incluso un diputado de la derecha, remarca el profesor Marimon, José Cañellas, hermano de Gabriel Cañellas, solicita formalmente que no se creen medios de comunicación de carácter público de ámbito insular. El Estatuto que ser aprueba queda muy lejos de sus iniciales aspiraciones.

La conclusión a la que llegan quienes han participado en el ensayo es la de que en ningún momento de los tres siglos transcurridos desde 1715, se ha llegado a plantear seriamente la plurinacionalidad o un retorno efectivo a la situación existente antes de la aprobación de los decretos de Nueva Planta.

Marimon, además, enfatiza que persisten una serie de asuntos, que considera "irresolubles", entre los que destaca los de la insularidad, pese a reconocer que se han conseguido algunos avances o la cuestión fiscal, que, desde el mismo momento en el que se instauran los decretos de Nueva Planta, ha generado constantes protestas por parte de la mayor parte de la sociedad mallorquina, incluidos los sectores empresariales. Dice Marimon que nunca se ha resuelto satisfactoriamente, entre otros aspectos, el de la doble fiscalidad.

La cuestión lingüística

También se resalta en el ensayo, que la cuestión de la lengua catalana está mal resuelto. Dice que desde 1768 quedó prohibida en la enseñanza pública y en la eclesiástica. Al precisarle que la realidad actual es diametralmente diferente, responde que siguen existiendo conductas contrarias a su normalización. Cita la que hasta ahora ha sido delegada del Gobierno, María Salom, con sus recursos contra iniciativas a favor del catalán.

Lo que se trata de sistematizar en el ensayo dirigido por Antoni Marimon ha sido explicar cronológicamente las diferentes fases por las que ha transcurrido la relación entre Mallorca y el Estado español. En el libro, se escudriñan las consecuencias del centralismo borbónico y del unitarismo liberal, así como el que es definido como "paroxismo asimilacionista" del que hizo gala la dictadura franquista. En el análisis del tiempo presente, esbozado por el profesor de Historia Contemporánea, se pasa revista a los intentos de levantar el denominado Estado de las autonomías, que se ha ido solidificando a base de diversas "oleadas recentralizadoras", que han tendido sistemáticamente a "menospreciar a las minorías y los necesarios consensos". Marimon también resalta que el hecho de la insularidad, casi siempre ignorado por el Estado, es una de las cuestiones fundamentales abordadas por el ensayo.

Manifiesta, además, que el libro es el resultado de las conferencias para que sus autores pronunciaron en el Ateneu Pere Mascaró y la Fundació Emili Darder para resaltar el tricentenario del final de la Guerra de Sucesión y la consiguiente publicación de los citados decretos de Nueva Planta. Afirma que la creación de los estados unitarios, la construcción de un Estado nación español de matriz castellana no reconoce la existencia en su seno de otras identidades nacionales. Añade que los estados unitarios se originan frecuentemente en la Edad Moderna, a pesar de que algunos, como el inglés, se pueda remontar a la Edad Media. Añade que los absolutismos europeos, con Francia liderándolos, y España como alumno ejemplar, pero también Rusia y otros, se hallan en el origen de los estados unitarios, que se consolidan, ampliando su base social, con las revoluciones liberales que implicaban la promulgación de constituciones y la idea de la soberanía nacional.

En el caso español, la construcción de un estado unitario que prescindía absolutamenter de la pluralidad de las nacionalidades históricas pretendiendo ser un estado nación, ha sido profusamente estudiado, resalta el profesor Marimón, añadiendo que en las jornadas de Mallorca ante el centralismo, de las que ha nacido el ensayo, se ha querido centrar la atención en las consecuencias que se han derivado de los procesos de centralización en Mallorca, "una realidad "histórica y geográfica bien delimitada", que, debido a sus singularidades, muchas veces se ha visto acaparada por el centralismo del Estado nación español.

Por ello, en el ensayo no se ha querido entrar en la cuestión del conjunto de Balears, y tampoco, dice el profesor, en "el siempre polémico asunto del ámbito de los territorios de habla catalana o Països Catalans", aunque se ofrezcan algunas referencias.

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